De vuelta de vacaciones, me encuentro con una agradable invitación de Paty (de la que pronto se verá algo) y una de Flo a responder uno de aquellos Meme’s.
Esta vez se trata de “Hábitos Extraños”, esas cosas que uno hace normalmente pero que el resto o gran parte de ellos, podrá encontrar raro, extraño, estúpido, desadaptado o definitivamente desquiciado. Y vamos viendo...
1. Síndrome Tío Rico
Hace un tiempo me dio por ahorrar las monedas de $ 500.- Todas y cada una de ellas que se me atraviesen por delante e incluso, provocar alevosamente la aparición de ellas, pagando aunque tenga sencillo con billetes para que, de vuelto, me den una de las mentadas monedas y pasen a formar parte de la colección. Cambio a quien tenga un par de ellas por un billetito, y si tiene más de 3 también se las cambio. Los vueltos de los cigarros de mi madre (sí, aun se los compro yo) también pasan a engrosar las cuentas, que hasta el momento me han dado grandes satisfacciones. Un chanchito lleno y varias bolsas idem.
2. Síndrome Guacatela
Aunque se trate de las tazas de mi propia casa, no puedo sentarme en el WC sin pasar un par de trozos de papel higiénico por toda la superficie donde se apoyaran las nalgas del suscrito. No es que en mi casa tengamos mala puntería, ni tengamos costumbres fecatorias que impliquen un emporcamiento del recinto tronístico, pero sea donde sea, no pienso en sentarme sin esa seudo limpieza, por último, ojos que no ven, corazón que no siente.
3. Síndrome de Revistero Frustrado
Compro revistas. Claro, no del tipo “Sólo Gatos”, pero no puedo dejar de pasar por cada quiosco (donde normalmente están siempre las mismas revistas) con la esperanza de encontrar alguna rareza que pase a ser parte de la colección de revistas que poseo. La experiencia editorial me inculcó el defecto de estar al tanto de qué pasa con la industria revisteril. Me he encontrado con fabulosas ediciones de G7 en Valparaíso. Stern, Colors. Y a veces compro pelotudeces como La Fotografía Actual o Arte al Límite sólo para saber de qué se trata y apoyar al gremio. Siempre me llevo esas ediciones tipo pasquín que pululan por los cerros porteños. Cáfila, Ciudad Invisible, Huella Digital. Hay buenas cosas, pero falta algo.
4. Síndrome de Legumbres a lo guagua
Olvídense de servirme lentejas, porotos o garbanzos sin que hayan sido pasados por la juguera. No es que me crea impúber, pero no soporto la textura harinosa de las legumbres en mi boca. Cedí con el cedazo, ahora sólo exijo juguera. Vamos mejorando, pero denme ese gustito, por favor.
5. Síndrome del oráculo
Tengo poderes. Lo sé. No vuelo, no atravieso paredes, no derrito cosas a distancia, pero la mayoría de las veces sé quién me llama por teléfono (no al celular obvio... ahí sale el nombre) y llamo cuando la persona estaba marcando mi número o pensaba (seriamente) en tomar el auricular. Si, si... a ti también te pasa a veces, pero a mi, siempre. El llamado de la naturaleza viene a mi y cual lobo estepario, voy al encuentro de quien requiere de mi palabra cálida, de mi brazo pesado, de mi paciencia de niño enfermo. Alo? Si?
Y ahora, como soy bueno, no maldeciré a nadie con este Meme. Aun a riesgo de que caigan sobre mí las peores consecuencias. La cosa termina aquí, por mi parte. Salud!
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