Debe haber sido en 4º o 5º año. Nuestra profesora de Castellano nos pretendía dar un barniz de educación citándonos para después de almuerzo a ver "Cine en su sala". La película elegida era Amadeus, de Milos Forman.
Yo por esos años tocaba el piano, por lo que la idea de ver a Mozart en pleno tecleo me interesaba muchísimo. Claramente más que a muchos de mis compañeritos que preferían estar jugando a la pelota o a las bolitas.
En un momento de la película, un joven Wolfgang correteaba con su amiga por unos elegantes salones. De pronto, van a dar debajo de un piano y la profesora apaga la tele para hacer un break (la cinta dura 160 min.) y comentar un poco lo visto. Pero a mi, todo esto me parecía sospechoso.
Todo fue corroborado cuando ví que el contador del video seguía andando. Éramos víctimas de un acto de censura. Pero no objeté lo sucedido. Bien sabía yo en esa época, por las revistas que llegaban a mi casa, de lo que les pasaba a quienes desafiaban a la autoridad. Luego de algunos minutos, la Miss encendió la tele y seguimos con la segunda tandita de la película.
Al otro día arrendé la película en el video que estaba cerca de mi casa y vi como Wolfgang recorría los generosos senos de su amiga Constanze durante aquellos minutos censurados. Una escena bastante subidita de tono para alguien que no superaba la docena de años.
Hoy me apresto a ver Amadeus por tercera vez en mi vida. Y sigue dándome risa la pacatería de la profesora aquella. Se ahorró problemas, no faltaría el padre ultramontano que reclamara por las triple X que nos hacía ver la señora. En fin, eran otros tiempos, y al final de cuentas, buenos tiempos si eras niño.
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