La cagó. Faltan 11 días para que se acabe el año y mañana me cuesta más levantarme. Y no, no fue el carrete del fin de semana que aun me está pasando la cuenta (o quizás sí), es el año movido que he tenido y estos dos últimos días fueron de full trabajo fuera de la ciudad. Pero acá estamos de vuelta.
El otro día, conversando por teléfono me di cuenta de algo de lo que no me había percatado nunca. No me fijo en las letras de las canciones. No las retengo, me las aprendo, me las sé de memoria y las canto aunque estén en otros idiomas (claro, cuando sé algo de ese idioma), pero no soy consciente de lo que dicen. Ni siquiera las en español. Repito como loro sin saber si el que canta me está puteando y diciendo que soy un mamón empedernido. Lo que me hipnotiza son las melodías. Si suena bien, me gusta. Si tiene buenas letras pero la tonada no me agarra, fuera. Cero posibilidad. ¿A alguien le pasa eso?. Comienzo a pensar en canciones en español de grupos que me gustan y cuando me doy cuenta de las letras, gran parte de ellas son cosas sin demasiado sentido para mí. Para qué decir en ingles, nada que hacer. Y no estoy dispuesto a cambiar. Esa persona me decía ¿te has fijado en lo que dice ese tema? No, la verdad que no. No tengo idea, mientras suene bien no me entero si aboga por las ballenas, las hadas, África o la energía nuclear. Quiero un viaje musical, no de iPod, de los de verdad.
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