A propósito de
la salida de Melnick de
Tolerancia Cero y los argumentos que se esgrimen en la campaña de cartas y columnas que se ha armado criticando la salida del obeso opinólogo, me puse a pensar en cómo discutimos en Chile.
No somos buenos discutidores, hay que reconocerlo. La mayoría de las discusiones terminan porque uno de los participantes descalifica la capacidad intelectual del otro (
tu no sabes nada de ésto) o caricatiruza al oponente (
facho, comunacho) o a sus ejemplos y a su vez, se usan ejemplos desproporcionados que descontextualizan la discusión, o lisa y llanamente se descalifica personalmente a la otra parte (
ponga acá su insulto preferido). Incluso se llega a la agresión física,
cosa lamentablemente común por estos días.
De ahí que la mayoría de las cartas que lamentaban la salida de Melnick del programa, apuntaban a que éste -como leí en
una columna el domingo- "
era el que le daba el condimento a la tertulia nocturna. Era la salsa agridulce, el tono disonante, la canela en el pisco sour", como si el sólo hecho de ser la nota disonante, fuera un mérito en sí. Incluso, varios
se han referido al "peso" que le ponía su presencia y la verdad es que no termino de entender si la referencia era en sentido figurado o realmente le asignaban "sustancia" al aporte de Melnick.
Como en Chile existe ese maldito complejo que aqueja a los medios de que todo debe ser supuestamente objetivo, empatado o "plural", en un momento se le ocurrió a la gente de Chilevisión que había que incorporar al panel a alguien de derecha porque había que cuidar los equilibrios y yo pienso, por qué ese temor a que se piense que se están editorializando contenidos. ¿Miedo a los televidentes o a los avisadores?
Tolerancia Cero reúne en torno a una mesa a 4 tipos aparentemente progresistas y más o menos informados e inteligentes. El programa no lo veo por la pelea (si quisiera peleas vería el box en Space), sino por el eventual aporte en información y opiniones que pueden darme esos 4 tipos que -al menos- viven más informados que yo. Por lo mismo, lo que disfruto del programa son las elucubraciones y teorías que se tejen sobre lo que sucede en este país y posturas hay para varios gustos, desde un obediente Guiller, hasta un Del Río que tiene más de derecha que otra cosa, sin embargo es un tipo listo, rápido y que aporta al debate. No como Melnick que se limitaba a leer su lista de lavandería sobre los problemas de la Presidenta, como si se tratara de una cantinela que le pagaban por repetir. Toda la argumentación se basaba en la crítica destructiva, como si ya estuvieramos frente al spot de campaña de Piñera. No por nada, varias veces se vio superado por la capacidad argumentativa de varios invitados, que lo hicieron salirse de sus casillas, terminando la discusión como relaté en el segundo párrafo de este post.
Yo creo que la salida de Melnick le hace bien a Tolerancia Cero. Con el respeto que me merece el ex ministro, creo que ahora subió el nivel de la discusión en el programa y
que se hable de que hay que encontrarle un reemplazante a l que salió, me parece un despropósito. Ya son 4 panelistas, uno más acercaría peligrosamente la cosa a un Almorzando en el Trece, soporífero.
Espero que el complejo de empate que tanto mal le hace a nuestros medios, no pene nuevamente en Chilevision, aunque... en época de elecciones, dejar a esos 4 sueltos no le va a hacer mucha gracia al jefe. Habrá que esperar si todo pasa piola o suenan pronto las sirenas de cambio en el equipo.
Etiquetas: política, tv