REVELACIONES CHÚCARAS

La cosa no pinta bien. Camioneros, profesores, estudiantes, funcionarios públicos, el transporte público, no tardarán en sumarse los médicos y luego quizás quién. Sin ser alarmista, podría hablarse de un clima enrarecido donde cada uno exige lo que cree justo. Pero, honestamente, lo que más me tiene preocupado es que esta coyuntura ha expuesto lo que creo es la peor cara del Chile de hoy.

Una de las frases que más caló durante el discurso del General Bernales fue aquella que no sólo exhortaba a las autoridades a transformarse en diputados, jueces y ministros del pueblo. La tarea también iba para el resto de la gente aunque no estuviera investida con algún cargo público. Al final de esa frase hablaba de los chilenos del pueblo.

Cuando escucho que los distintos movimientos buscan solución a sus problemas o intereses, no veo convergencia en nadie. No veo a quienes plantean sus puntos un interés porque al país le vaya bien, ellos incluidos. No, se trata de que cada uno rema para su lado y si conseguir lo que quieres significa cagarte al del lado, bueno, es parte del asunto y hay que darle no más. La derecha se preocupa más de que el Gobierno cumpla su palabra en vez de trabajar por una buena LGE, los camioneros exigen que les disminuyan a ellos un impuesto que pagamos todos y les da lo mismo que Chile esté cortado, localidades no estén aisladas y comiencen a escacear productos de primera necesidad. Los estudiantes parecen obsecados (y eso que siempre los he acompañado en sus demandas) con el asunto del lucro sin entender muy bien de qué se trata todo, porque cuando uno escucha a sus dirigentes, oye más panfletos que otra cosa. Los profesores llaman a no llevar a los niños al colegio, porque exigen que sus opiniones sean consideradas en la discusión parlamentaria. Mientras más que opiniones, uno esperaría la propuesta especializada que proviene de la experiencia en el aula. Escuchar al Presidente de los profesores explica por qué la educación está como está. Y así, suma y sigue.

Cada uno para su lado y me queda una sensación amarga de que todos se cuidan en poto sin que te importe mucho para donde vamos todos. Porque todos vamos para el mismo lado, ¿sabían? A mi me decepciona el nivel del debate, los esfuerzos que hacen muchos por sumar para su lado a punta de pequeñeces y me queda la idea de que a nadie le importa mucho lo importante, esas cosas que en 20 años más otra generación se preguntará ¿y éstos en qué estaban hace 20 años que no se preocuparon? A veces dan ganas de cerrar el boliche por fuera... en fin.

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