¿PERO POR QUÉ NO TE CALLAS?
Published 12 noviembre 2007 by Rodrigo | E-mail this post
Está bien. Se podrá decir que Hugo Chávez (
wiki) es un maleducado, que definitivamente no sabe cuándo debe callarse, que de diplomacia debe saber lo mismo que de astronomía y que puede llegar a sacar de quicio en poco tiempo por su impertinencia y verborrea.
Se podrá no estar de acuerdo con su forma de gobernar Venezuela. Que su Gobierno se basa en el populismo, la demagogia e ideas agotadas de un pasado que muchos no quieren ver ni en pintura.
Se le podrá criticar su exceso de protagonismo a cuanto lugar asista -la que, en todo caso, siempre es exagerada por los mismos medios- pero estamos frente a una autoridad, cuya legitimación viene dada por un pueblo que lo eligió y lo ha ratificado en el cargo en varias oportunidades, ya sea por la vía de la reelección como por el referendum de importantes reformas.
Lo que no me explico es el odio que genera en mucho. Un odio parido hacia su persona. No a su investidura sino a lo que representa. No entiendo cómo puede despertar en gente que ni siquiera lo conoce, pasiones casi tan exacerbadas como los propios discursos del propio mandatario. Una repulsión incontrolable que se expresa en las declaraciones de políticos, empresarios y
lectores de tarot con tribuna.
A mí Chávez ni me va ni me viene. Me importa bien poco lo que haga o deje de hacer, pero hay gente a la que le quita el sueño y no pierden la oportunidad de hacer público su unilateral enemistad con el venezolano, actitud casi tan ridículo como el defenderlo a calzón quitado, como hace otro de los personajes de nuestra fauna política. Sólo me queda una explicación. Chávez encarna todos los temores de la derecha chilena, de esa derecha que arrancaba del país con pavor cuando un socialista accedía al poder por decisión de un tercio de Chile y la mayoría del Congreso. Chávez es la pesadilla del vecino de barrio alto hecha realidad, algo que simplemente no puede pasar y que hay que evitar a como de lugar. Al final de cuentas, Chávez es lo más atroz de lo atroz, es un deslenguado roto con plata que vino a tratar de igual a cuanto estirado quiera hacerse el importante. Chávez tiene el poder y hace lo que quiere, y eso, en un mundo dominado por unos pocos apellidos, no está permitido, si no cree, es cosa de revisar los libros de historia nacionales.
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