Vengo llegando del centro y siempre paso frente al mítico Anayak de calle Quinta, uno de los pocos café que hay en Viña. En ese lugar, vez que me toca pasar veo a un grupo de caballeros ya entrados en edad, que con sus cabezas canas se olvidan de los años para perderse en entretenidas conversaciones que los tienen siempre al borde de la risa o del enojo. Entre ellos logro reconocer a a los ex entrenadores (y futbolistas)
Vicente Cantatore y
Jorge Luis Siviero, argentino aquel, uruguayo éste. No podría ser de otra forma, acá en Chile, los café conversados son la excepción a la regla.
Si hay algo que caracteriza a la Argentina en general, es la cantidad de café per capita que tienen, y lo poblado que uno los encuentra siempre, al desayuno, al mediodía, al almuerzo, después de éste, a la tardecita y obviamente a la noche. En cambio acá, sin pocos los café y la cultura de la cafeína es una costumbre adquirida a fuerza y moda.
Es que no vengamos con cosa, en este país, desde chiquititos nos han hecho callar. Los niños no deben meterse en las conversaciones de adultos; los jóvenes deben respetar a sus mayores, como si el silencio fuera una muestra de respeto; discutir siempre ha sido mal mirado. El consenso sin disenso es prácticamente una institución nacional y eso redunda en que simplemente no estemos acostumbrados a conversar, a compartir, a contarnos cosas que escapen al trabajo, el fin de semana, el clima y la noticia de moda.
Hace poco tuve la fortuna de conversar largo con una amiga en un cafe de Santiago, de todo, absolutamente de todo, con un relajo que daba gusto (y sobre temas que inspirarán algunas letras), pero no es lo común. Muchas veces me he encontrado aceptando invitaciones de amigos a tomar un café, en silencio, sin mucho que decirnos, como si se tratara de algo que "hay que hacer", sin demasiados temas en común...
Eso nos hace falta, tiempo para conversar, despotricar, reirnos de lo que nos pasa y lo que no. No sea que tengamos que esperar a que nos pasen las décadas por encima para no tener nada más interesante que hablar con alguien, en la salita de un Hogar. Hay que hacerlo ahora, total hablar es gratis, de las pocas cosas gratis que nos van quedando. - foto_
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