IDEAS SIN CORCHETES NI HOTMELT
¿Qué hacer? Atravesar el río e incursionar en la tecnología digital de una buena vez o apostar por retroceder en el tiempo para ver el mundo cuadrado. Ir por lo digital significa descubrir nuevas técnicas, beneficiarse de la inmediatez del resultado y la posibilidad de saciar el acto casi reflejo de obturar cuando se está frente a algo que vale la pena ser mostrado o dicho. No preocuparse de rollos rayados, de trabadas de y de cambios constantes de películas. Significa meterse a aprender cómo funcionan las curvas de colores, los niveles de ésto y aquello, disfrutar la claridad y resolución que aparentemente da el bit, a diferencia de la película (ver artículo sobre eso).
Pero irme por la Hassel significa ver el mundo de manera distinta, obligarme a pensar en cuadrado, en vez de rectangular, poder disfrutar de películas más grandes y poder ampliar a tamaños gigantes sin un ploter de por medio. Significa continuar ese extraño ejercicio al que te obliga el mundo análogo. Ese en el que la película no es infinita, tarde o temprano se acaba, lo que te insta a que cada vez que apretas el disparador, pienses que es la última foto. El disparo a discreción no existe -como en lo digital- y peor aun, ya no serán 36 veces, sino 12, por lo que la experiencia de elegir el momento preciso es aun más llenadora. Significa también permanecer en ese estado de permanente latencia. Una imagen escondida en una película que no verá la luz sino cuando el rollo se haya acabado y pueda esconderme en el laboratorio a revelar y luego ampliar, un ejercicio que se agradece, sobre todo cuando es la excusa perfecta para olvidarse de lo que se "debe" para entregarse a lo que se "quiere".Etiquetas: fotografía