Complicado. Cómo resumir el espectáculo que vivimos quienes tuvimos la suerte de estar en el Estadio Nacional para escuchar y ver la presentación de
Roger Waters en Chile. Es demasiado difícil.
Comenzó con una puntualidad de la que deberían aprender muchos otros artistas. Primero punto a favor. El show dividido en dos partes, primero algunos temas de T
he Wall y otros del mismo Waters, pero en esta primera parte el punto más alto -y me atrevo a decir que fue el mejor de todo el show- fue cuando tocaron
Shine On Your Crazy Diamonds. Aquí, Waters se fue a la segura con una magnífica interpretación acompañado de visuales que hicieron el gancho emocional para todos los fanáticos y conocerdores de la historia de la banda inglesa. En las 5 pantallas gigantes se podía ver el rostro de un joven y genial
Syd Barrett. Si bien el tema es posterior a la era Barrett en
Pink Floyd, reconocidos críticos la han catalogado como el mejor single desde que Roger Keith abandonara el grupo en 1968. Toda la introducción de ese gran tema del disco
Wish You Were Here ponía la piel de gallina, mientras los fondos con galaxias y todo tipo de imágenes interplanetarias, realmente lograban hacerte sentir en otro lugar. Repito, lo mejor de la noche.
Luego, después de una pausa de 15 minutos, Waters y compañía retomaron los instrumentos para interpretar en toda su extensión el disco
The Dark Side On The Moon. Simplemente increible y sobrecogedor.
El audio excelente, la iluminación y visuales, perfectas. Waters intacto, en fin. Me tendrán que perdonar los chicos de Coldplay, pero hasta el momento Roger Waters se lleva el premio al mejor concierto del 2007, y sin duda uno de los mejores a los que ido en mi vida.
A la salida, mientras uno tratada de retomar el aliento luego de tanta buena música, y mientras la gente enfilaba por los pasillos para abandonar el estadio, un caballero peliblanco pone su mano sobre mi hombro y a la pasada me dice "fúmate un cuete, cabro". Señor, y aunque no lo hubiera hecho, el concierto sin duda fue como para despegar por un par de horas de este planeta. Música y alas, ¿qué más puede uno necesitar en este mundo? - foto_
incote.
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