Fue sólo hace unos días que Pato Navia en La Tercera (y en su blog) escribió una columna llamada "
La Piñata de las Agregadurías", en la que hacía notar la poca seriedad con que se toma por parte del Gobierno, parte del trabajo diplomático, que consiste en poner a gente capaz y conocedora del mundo de las relaciones exteriores, a cargo de puestos importantes para la política internacional de Chile. En este caso, las agregadurías de cultura y prensa. El punto en el que pone el acento Navia, está en cómo estos puestos se han transformado en verdaderas recompensas para quienes se hayan comprometido en la causa electoral correspondiente, o para poner -o deshacerse- de rostros de la política medios venidos a menos.
Hoy el tema del embajador Huepe en Venezuela (
recién renunciado), hace que
la columna de Navia vuelva a tomar importancia, por cuanto las consecuencias de pagar favores políticos con embajadas en destinos turísticos, comienza a tener perjudiciales resultados para la diplomacia nacional.
No entiendo cuál es la idea de formar a gente en las tareas diplomáticas (carreras universitarias, la academia), si finalmente la gente preparada y capaz para estas funciones, termina por ocupar puestos de tercera y hasta cuarta en la estructura de las RR.EE. chilenas, mientras los cargos donde las capacidades se ponen a prueba son rápidamente copados por ex ministros, diputados, senadores o presidentes de partido.
Quienes dicen que lo de Huepe es un error que no ametrita más de un "tirón de orejas", simplemente no saben de qué se trata la diplomacia y en las relaciones internacionales, la prudencia, el silencio, la lealtad son tópicos esenciales para llevar adelante una buena política exterior. Flaco favor le hacen a este Gobierno, los rostros abolegnados de esta nueva diplomacia chilena que más huele a alcanfor que a otra cosa. Ya poh Michelle! Yo te tengo fe, pero... - foto_
aragonesasi.
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