Toda persona que se considere liberal o progre te dirá que el sexo es un tema que debería hablarse con relajo, más seguido y como excusa tanto para bromas como para cosas en serio. En general, algo normal de lo cual nadie debería avergonzarse. Pero como siempre, del dicho al hecho... Uds. saben el resto.
Recuerdo muy contadas conversaciones sobre el tema con amigos, amigas o parejas. Hablar de sexo no es para comparar conocimientos biológicos o hacerse juicios de valor, sino para conversar sobre gustos, deseos y para, de una manera bastante directa, saber a quién tienes al frente.
Hace un tiempo, soy lector del blog
Girl With A One-Track Mind. El diario de una chica inglesa que cuenta sin tapujos sobre sus experiencias y sus gustos y disgustos en las artes amatorias. Además de servirme para practicar y aprender más mi inglés, el blog se lee entretenidamente porque se nota sinceridad, porque no hay filtro y porque, afortunadamente, Abby escribe muy bien. Su fama derivó en que esté por publicarse un
libro con sus historias, libro que ha sido caldo de cultivo para los tabloides faranduleros de Londres, quienes han gozado buscando información sobre esta anónima y desinhibida mujer. Finalmente lograron cagarle la existencia por un buen rato a la tipa. Descubrieron su identidad, la dieron a conocer, la acosan con llamadas y fotógrafos escondidos en su jardín, y ella, tuvo que explicar a sus cercanos la noticia, lo que seguramente no debe haber sido nada de fácil. Que tu viejo o tu vieja lean el blog donde escribes de tus fantasías sexuales y encuentros furtivos, sabiendo que es su niña, no debe ser fácil. Ahí lo progre o liberal se pone a prueba.
¿Quienes realmente tienen el sexo entre sus temas de conversaciones con los amigos y la pareja? Pero me refiero a conversaciones no para saber a la tipa con la que te acostaste, o el tipo al que no le funcionó el asunto, para que todo termine en risotadas nerviosas. Aparte de excepcionales saludos a la bandera, los medios tampoco se han hecho del tema de una forma que de gusto. Todo termina en entrevistas a la ¿actriz?
Rachel, a Jordi Castell o a algún otro personaje con reputación de deslenguado e irreverente (qué palabra más manoseada). Quizás el tema tampoco sea para la tele, o para el diario, o para la radio. Quizás sea sólo para la cama, para el sofá, para la piscina o para donde uno más le guste.
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fabio bórquez.