Continuando la serie. Uno de los lugares donde más rollos consumí fue
Berlín. Tuve la suerte de visitarla dos veces en mayo y noviembre de 2001. En increíble. Lejos la ciudad que más me gustó de Alemania. Los contrastes arquitectónicos. Los kilos y kilos de vínculos históricos desde los años '30 y los de fines de los '90.
Hoy convertida está en la capital del fútbol, según entiendo, será nuevamente sede de la famosa
Love Parade. Sólo tengo un mal recuerdo. Las dos veces que la visité tenía como misión visitar el
Estadio Olímpico. La primera vez, dejé a todo mi grupo de viaje de lado y tomé el
metro para llegar a los suburbios donde se encuentra. Cerrado. Era lunes y ese día no abrían. Pero pude visitar el
Waldbühne, una especie de Quinta Vergara donde se han presentado increíbles cantantes, bandas y orquestas (y que sólo había visto por el cable). La segunda vez, fui muy bien acompañado y llegamos también, una mañana de martes tempranito para recorrer todo el complejo deportivo olímpico. Geschlosen. Cerrado. Hacía una semana habían cambiado el día que cerraban. Ahora era los martes. Le dije al de la puerta que venía de Chile por segunda vez especialmente a ver el Estadio. El tipo ni siquiera levantó la cabeza. En fin.
Set completo en mi
Flickr. Después, vuele por
Berlín con Google Maps.