REVELACIONES CHÚCARAS

IDEAS SIN CORCHETES NI HOTMELT

VOTAR O BOTAR

Published 17 noviembre 2005 by Rodrigo | E-mail this post

Ella me dijo el otro día que mi blog estaba medio fomeque, y seguramente este post no ayudará mucho en la dirección contraria, pero ya se me ocurrirá algo.

Convengamos en algo. La Bachelet no es la mejor candidata del mundo. No me genera la mística que hubo con Aylwin (aunque en esa época yo no votara), ni me daba la esperanza de Lagos (que fue cumplida a medias), pero después de este segundo debate me queda claro que la Michelle es el mal menor, y quizás ni siquiera lo haga mal.

Como dice el nick de un amigo en su msn, hoy Lavín se tituló de wea. Realmente me sorprende que haya gente que después de 8 años de campaña aun crea que Lavín es la solución a los problemas. Le creo cuando dice que conoce los problemas de la gente, que sabe de sus desesperaciones, que está consciente de sus falencias y frustraciones, que en su recorrido por Chile se visto y oido como hay muchos chilenos que viven en condiciones que distan de ser dignas, pero Lavín está lejos de tener las soluciones. Su programa se basa en slogans como darle fuerza a las Pyme y mejorar la situación de los pensionados. Sólo medidas y por eso no me extraña que diga que viene del mundo de los alcaldes. Las comunas se administran, pero los paises se gobiernan, y eso es mucho más que crear empleos para que barran una plaza, comprar autos con baliza o hacer llover si argentina nos corta el gas. Lavín sigue pensando que su mentalidad de técnico le permite dirigir un país. Derfinitivamente no me gustaría vivir para saber si finalmente lo hace o no bien. Los gobiernos no sólo se dedican a tomar medidas, sino a pensar las sociedades, a reinventar los sistemas, a criticar y mejorar los modelos, y Lavín no tiene voluntad de aquello.

Lo de Piñera es otro fenómeno (como lo fue el de la Bachelet al principio). Es un tipo que destaca por su verborrea, que encanta con sus frases armadas, que con su mano fuerte y su mano acogedora, que con sus brazos fuertes y sus piernas robustas, con sus dualismos de Economía 1, llega al fondo de los corazones y hacen pensar que “la Locomotora” sería capaz de hacer andar un país al que le falta mucho. Pero aparte de encandilarse con la energía y optimismo de Piñera, es bueno reparar en que Piñera es un tipo tremendamente competitivo, que no tuvo asco en robarle una idea a otro empresario para implementar en Chile el sistema de las tarjetas de créditos con el que se hizo millonario. Que no tuvo asco en hundir a una compañera de partido para sacarla de competencia, que se soba la cara con que le ha dado empleo a cincuenta mil personas y que hay que subir los sueldos mínimos, y que sería bueno saber cuántos de esos trabajadores que emplea reciben sueldos miserables, porque él así lo ha querido. Piñera es un tipo tecnócrata, que habla más de lo que escucha, y me asusta un tipo así en el gobierno. Un país no se gobierna como una empresa. Ambas organizaciones tienen objetivos y medios completamente distintos.

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Me asusta que nos dejemos embaucar con frases armadas de tipos que se creen los Mesías de la política, que aseguran saber hacer lo que no se ha hecho en años. Como decía Hirsh, la derecha hoy se vista con tenida de “hermanitas de la caridad”, que conocen y tienen clarísimos los problemas de la gente, y que creen que éstos se solucionan decretando mejores pensiones con cargo a los excedentes del cobre, y piensan que el sistema binominal le ha dado “gobernabilidad” a este país, y que su cambio sólo es politiquería. No me gusta que sólo me traten como adulto cuando se trata de economía, pero que cuando hablemos de política, aun el país no esté preparado, o simplemente me traten como un niño.

Insisto. Chile no necesita tecnócratas, menos unos con el pasado de Lavín (que fue parte del gobierno militar) o con el de Piñera (uno de los paradigmas de la concentración económica chilena).

Me cuesta entender que gente que quiero tanto vaya a votar por Lavín o por Piñera. Los respeto en sus decisiones, pero sigo sin entenderlos. No se trata de que nos pintemos la cara y peguemos un afiche de la Bachelet en la pieza, pero la veo serena, tranquila y sobre todo, seria. Y en estos tiempos, y con la oferta de candidatos que hay, lo que se necesita es seriedad (ojo, no gravedad, sino seriedad). Pensé en votar por Hirsh, porque tengo mucho que criticar, pero me he dado cuenta que el voto es algo más serio, y para protestar está la calle, están los medios, están, hasta, las paredes. No quiero a la derecha en el poder, creo que el costo es demasiado alto. Me dirán que el recambio le hace bien a las sociedades, sí, pero veamos no sólo lo que estamos cambiando (y que hay que cambiar), sino por qué cosa lo estamos cambiando. Desarmar el elefante blanco para poner a una tropa de monos con navajas... por favor, cámbienme de zoológico.

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