Hace mucho tiempo, leí un artículo en una revista colombiana que aun guardo, acerca de
Harold Ross, fundador de la revista
The New Yorker. Luego me acuerdo que fue algo sobre
Harold Hayes uno de los míticos editores de
Esquire y quien sucedió en el cargo al más mítico aun
Arnold Gingrich. Ahora, la revista del Sábado del fin de semana, traía
una pequeña nota sobre
Clay Felker el recienmente fallecido fundador y editor de otro de los estandartes editoriales de la Gran Manzana:
New York Magazine.
Leer las historias que hay detrás de estas aventuras editoriales hacen que a uno le piquen las menos. Hombres con más cojones que recursos se atrevieron a emprender y que encontraron recepción de los lectores de las ciudades que habitaban gracias a contenidos de calidad y a la audacia no no temerle al qué dirán. Sin ambición de gustarle a todos, simplemente porque sabían que las revistas no son productos masivos sino para elites. Y eso, nunca le cae bien a todo el mundo, pero qué más fome que esas
mierdas buena onda que le caen bien a todos.
Sí ok, el futuro está en la web, pero el futuro no puede serlo todo en este mundo ¿no? -
nota del sábadoEtiquetas: medios, revistas