Como era de esperarse, ésto ya sólo debiera importarle a los periodistas que disfrutan del gallito entre colegas de bares de moda, que tienen su propio programa de tv y acostumbran a mirar para abajo. Almonacid ya es un anécdota acá.
Ayer
Jorge puso los ojos blancos leyendo
la nueva columna de Bianchi, donde viene a hacerse cargo de las contestaciones y réplicas que recibió de algunos colegas que no compartían su punto de vista. Bianchi comete el mismo error de tantos políticos, creer que lo que lo desvela a él, le importa a alguien más. "
El país está dividido" dice el periodista para intentar bañar de relevancia a una discusión que ya dejó de ser interesante. Sobre todo, porque ya son tan conocidas las posturas como los ánimos de no querer moverse un ápice de lo que se piensa. Pelea de sordos. Pero el ego se defiende hasta que no queden más cartuchos en el revolver, por eso Bianchi sintió la necesidad de duplicar.
Sin embargo, tengo que concederle algo a Bianchi en
su columna. Su colofón. Dice el periodista que "
ha quedado claro que los chilenos somos extremadamente rápidos para enganchar con los discursos vulgares al tiempo que desorbitadamente lentos para ejercer cualquier tipo de análisis un poquito más exigente." Absolutamente de acuerdo y sus dos columnas han sido la prueba de ello.
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