En mis recurrentes viajes a Santiago he tomado la (buena/mala) costumbre de pasar a comer algo en el sucucho que se me ocurra, ya que normalmente salgo temprano de Viña, ergo sin desayuno.
Comencé por algunos locales del portal Fernández Concha más que nada para dejar de reprimir el placer culpable que me significaba pasar siempre por ahí y no comerme ninguna de las cochinadas que ahí sirven junto a los
innumerables mesones. Luego, para subir el pelo me pasé por el
Bar Nacional y hace no mucho por el
Dominó. Pésima experiencia. En este último tienen la desfachatez de servir un "italiano" coronado con el tomate sobre la palta. Una opción absolutamente irracional para la teoría y la técnica completística. La palta, con su composición viscosa se hace impermeable a los jugos del tomate, lo que tiene como consecuencia que el completo se chorrea entero y terminas con la mitad de su contenido en el plato. Insólito. Así que no me quedó más que volver a los del portal contiguo a la Plaza de Armas.
Pero el martes pasado tomé la mejor decisión. En la esquina de Catedral con Morandé se encuentra un bar de esos antiguos. Según me dijeron adentro con más de 60 años de historia. Se trata de
El Lagar de Don Quijote (Catedral N° 1203) donde me comí la mejor marraqueta con pernil caliente, así tal cual. Estaba simplemente increíble. Un especie de fast food que se come al pie de la barra acompañado de lo que quiera para beber (en este caso una noble Fanta) y un pocillito de pebre monumental. El sandwich vale $ 1.400.- y la fanta $ 600.- y gratis le lleva todo el ambiente de un verdadero bar. De esos donde entra un feligrés a pedir una cañita de vino blanco para mantener el ritmo cardiaco mientras se escucha de fondo desde Camilo Sesto a Stevie Wonder. Memorable. Luego me enteraría de otras historias del Quijote, algunas relacionadas con
el comic chileno, quién lo diría. Qué completos ni nada, yo que Uds. paso, me como un pernil en marraqueta y no se olviden de la propona para la tía del mesón.
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