Justo cuando el Banco Central desliza la posibilidad de intervenir el Mercado por los sollozos de los exportadores (
latercera), me permito comentarles una anécdota y una reflexión.
Hace unos días me di un gusto, ridículo, pero gusto al final. Mientras caminaba por Agustinas divisé en dirección contraria a los representantes del mundo del
comercio y las
exportaciones quienes caminaban pase seguro -después sabría- a la moneda a entregar no sé qué "regalo" a la Presidenta. El asunto es que ya que venían de frente me paré frente a ellos y cuando los tuve lo suficientemente cerca los llamé llorones, para seguir mi camino no sin algo de temor (
véalo acá).
No hay día que no veamos a nuestros emprendedores criollos pedir manos al cielo porque el Estado los ayude a pasar estos tiempos de inestabilidad económica. Los mismo que se enjuagan diariamente la boca con el libre mercado, piden que el Estado intervenga y les fije un dólar especial, porque según ellos ya no pueden más con las pérdidas.
Lo cierto, sin embargo, es que lo que esta crisis mundial está demostrando es la precariedad de un mercado que los empresarios chilenos arroparon hace 50 años, que les ha resultado cómodo toda la vida y que hoy les pasa la cuenta. Practicamente la totalidad de la fruta que sale del país lo hace en la modalidad de consignación. Es decir, el productor le entrega su mercadería a los intermediarios exportadores e importadores quienes no venden, sino que colocan la fruta en el extranjero para que se venda al mejor precio posible. Los intermediarios recortan sus porcentajes de comisión y le entregan el saldo al productor quien está a merced de las variables del negocio. Este sistema funcionó bien durante mucho tiempo, sobre todo hasta hace 10 años en que no existía ni un cuarto de los productores e intermediarios que existen hoy. El sistema de negocios se ve saboteado por el poco insentivo a mandar fruta de primera calidad, ya que como se consigna nada asegura que la buena fruta se venda bien, por lo que se usa mandar todo mezclado, lo que obviamente empareja la fruta a la baja, obteniéndose un mal precio.
Lo que requiere el mercado de las exportaciones frutícolas en Chile no es un dólar a la medida, sino una reestructuración del sistema de negocios, en que la fruta se venda (cosa que hacen muy pocas empresas en Chile), no se coloque. Ésto permitiría negociar mejores precios, dar lugar a la competencia y obligaría a los productores chilenos a clasificar su fruta de buena a mala, con precios y sistemas de negocios distintos para cada mercado.
Pero no, es mucho más cómodo ofrecerle a un productor "colocar" su mercadería afuera sin seguridad del retorno que tendrá, pero con una comisión segura. Como en otra áreas de la Economía, nuestros "emprendedores" se mal acostumbraron a un negocio rentable hace décadas y que hoy sigue reditando para los de siempre, un poco menos, peor reditando al fin y al cabo, pero que no se le venga a echar la culpa al Gobierno de una situación que ellos mismos podrían remediar si fueran los emprendedores que dicen ser. No en vez de eso parece mejor sólo llorar. - foto_
míaEtiquetas: economía, nacional