Después de un largo receso, las primarias demócratas norteamericanas están de vuelta y en la recta final de cara a la convención de agosto.
Ayer se vivió uno de los últimos martes importantes de esta campaña en el estado de Pennsylvania, donde fue
Hillary Clinton quien se llevó la victoria con un 55% de los votos, lo que incorporó 82 nuevos delegados a su cuenta. Sin embargo, se trata de una victoria con algo de amargo, ya que al ser el sistema por repartición proporcional (a diferencia del republicano en que the winner takes all),
Barack Obama también sumo 69 delegados, por lo que la ex primera dama apenas logra recortar la diferencia que aun le lleva el candidato negro. (
resultados)
Poco a poco se van acabando las posibilidades de Hillary de imponerse y llegar a una Convención con la mayoría del apoyo ciudadano, punto clave según los expertos, a la hora de que los
súperdelegados que aun no se han manifestado por uno u otro candidato, finalmente confirmen su voto. Todo indica que éstos se sumarían a la mayoría popular.
Quedando aun un par de meses y viendo el discurso de la Clinton ayer tras su victoria, no puedo evitar reconocer cansancion y cierta pesadumbre. Asesores que salen, muchas derrotas seguidas y victorias que no alcanzan a ser más que estertores de una candidatura que partió con fuerza y hoy parece algo perdida.
La siguiente gran fecha serán las primarias del estado de North Carolina, en que decidirá el destino de 115 delegados el 6 de mayo, el mismo día que en Indiana, los demócratas irán a las urnas por 72 delegados más (
todas las fechas). La cosa está buena en el país del norte.
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