Debo dejar de leer las cartas del merculo después de almuerzo. Pueden llegar a causar indigestión, como hoy. Es que es imposible quedar indiferente ante las dos cartas publicadas por médicos en la sección que hoy por hoy, termina siendo la más interesante del decano, al menos en la semana.
Primero
escribe una carta el Dr. Horacio Croxatto y la profesora María Elena Ortiz en la que dan cuenta de algo francamente vergonzoso y que viene a incorporar una nueva gota de ilegitimidad a lo resuelto por el TC respecto a la PDD. Nuestro Consejo de Ancianos, no contentos con copiar mal una cita del doctor y no cachar nada sobre lo que se estaba hablando, simplemente cambió el significado no moviéndolo un poco para algún lado, sino dándolo vuelta completamente. Es como si Jovino Novoa dijera que le interesa la gente pobre, pero de verdad. Osea nada que ver.
Es simplemente impresentable y en realidad sospechoso que se tergiverse de esa manera los estudios de gente que ha dedicado su vida profesional al desarrollo de la ciencia, para que una pandilla de sabiondos se pase todo ese estudio por ahí mismo y termine afirmando absolutamente lo contrario con la firma del aludido. Por eso acá hablo de pérdida de la legitimidad. Acá el TC no sólo dicta una sentencia impopular pero legal, sino que además se sienta en el plano y -cual diputado compiando desde wikipedia- copia, resume y entiende mal los argumentos que las partes han aportado al caso en conocimiento. ¿A alguien le queda alguna duda de que en todo este proceso no se han dado las garatías de un juicio justo? Desde jueces implicados hasta errores de comprensión... no sé. Éste son el tipo de cosas que justifican la existencia del lanzallamas, digo yo. -
cartaReglón seguido viene nuestro conocido Fernando Orrego Vicuña,
citado por algunos ilustres visitantes de esta bitácora casi como una eminencia en el ámbito de la bioética. Autor de un célebre bestseller de la pseudociencia que no ha sido publicado en ninguna revista cientítica y que por tanto no pasa de ser un ensayo de buenas intenciones sobre un tema que le interesa. Porque, digamos, si su interés fuera realmemente aportar a la ciencia y no construir un mono de paja, lo habría ya enviado a las revistas que le dan valor a los millones de estudios que científicos y autodidactas del cateter con biblia al lado, hacen todos los días.
Orrego Vicuña, no contento con llamar al populacho a leer su novela, hace sus propias interpretaciones sacando soperútanas conclusiones sobre la evidencia cienítica acerca de los verdaderos efectos del Levonorgestrel como anticonceptivo. Hasta donde entiendo, no basta con citar un estudio y desacreditarlo con conclusiones que, a su vez, no tienen método ni argumentos más que un supuesto sentido común. Pero vamos, acá
ya sabemos del doctor Orrego y sus aventuras literarias. -
cartaRepito... empezaré a dejar las columnas del merculo para la noche, aunque con cosas como las de hoy, seguro que tendré pesadillas.
pildora del dia despues,
tribunal constitucional,
postinor,
levonorgestrel,
horacio croxatto,
fernando orregoEtiquetas: medios, nacional