Bob Dylan (
wiki) no es para iniciados. A pesar de eso, decidí correr el riesgo y lo fui a ver.
Escucho ahora sus temas de estudio en el computador y definitivamente no suena tal cual lo escuché ayer. Hoy Dylan no tiene la fuerza vocal de antaño, ni la afinación de antes, muchas veces balbucea frases irrepetibles, pero su música sigue siendo una experiencia y un espectáculo. Como leía por ahí, su continua reinvención es la mejor carta de presentación de quien no está dispuesto a hacer lo que el público quiere, sino hacer que el público quiera lo que él hace.
Ayer mientras lo escuchaba pensaba que quizás la música de este excéntrico compositor es como una mujer. Llegar a entenderla completamente es un desafío, pero si lo logras podrías decir que tienes uno de los mejores matrimonios que pueden existir, pero si la tarea parece demasiado difícil y hay cosas que simplemente no te calzan, podrás siempre simplemente quererla porque razones te da de sobra. Acá la receta no son canciones de un par de minutos con un par de estrofas y estribillos pegotes. Dylan apuesta por temas de larga duración y arreglos que hacen sospechar al más fiel de sus seguidores. Pero ahí está justamente la gracia. No hay lugar para el aburrimiento.
Lo de ayer en el Arena Santiago dejó a todos contentos, cosa que muchos artistas no logran sino a punta de mucho soborno. Ayer Dylan se dio el lujo pronunciar contadas palabras. No saludar y dejarnos a todos pidiendo más mientras las luces del domo se encendían descartando toda posibilidad de vuelta.
Si bien el setlist dedicó buena parte a sus últimos dos álbumes, los clásicos
Lay Lady Lay,
Just Like a Woman,
Like a Rolling Stone y
Blowin' in the Wind también fueron parte de un show redondo, con una banda de lujo y la sensación para los presentes de que asistimos a un espectáculo histórico de la mano de una de las leyendas del rock, gústele a quien le guste. - foto_
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