Hace décadas, con mis viejos hacíamos pizza o pedíamos comida china para ver la obertura del
Festival, costumbre que abandonamos hace ya bastante tiempo, y es que hoy no da para mucho esas complejas y confusas puestas en escena en que se han transformados los show inaugurales de las últimas versiones del festival viñamarino.
Las Siete Maravillas del Mundo o algo así, eso era lo que pretendía ilustrar el desfile de cientos de saltimbanquis vestidos de romanos, chinos y no sé qué otra cosa. A mí, honestamente, me dio vergüenza ajena el espectáculo y cada cierto tiempo tenía que cambiar de canal para no sentirme tan mal. Creo que es francamente patético el esfuerzo perdido en cosas que de tanto elaborarlas terminan por no tener ninguna fluidez. Parecen coreografías descongeladas de algún show de segunda allá donde se termina Las Vegas, porque si la idea es demostrar algo, acá sólo se da cuenta de falta de creatividad, un snobismo y paquetería que ya a nadie calienta.
Sobra decir que eso fue todo lo que vi del Festival. En fin. - foto_
sergiolagosEtiquetas: espectáculos, tv