Una de las (buenas) consecuencias del mal negocio que están ofreciendo las disqueras a sus representados, es que éstos se han visto en la necesidad de agarrar sus maletas y amplificadores para hacer más giras de las que quizás estaban acostumbrados. Eso se ha traducido en que un olvidado país de sudamérica sea el destino de trabajo de muchas bandas y cantantes que no esperábamos ver por acá (por lo menos yo).
De un tiempo a esta parte, cada año la lista de artistas crece, lo que hace tiritar el bolsillo de cualquiera. Pero éste año es primera vez que el valor de las entradas comienza a llamarme la atención -por lo caro, obvio-. Si bien asumí el año pasado que para ver a Coldplay tenía que comer menos, ahora ya ni se están arrugando en cobrar más de 20 mil pesos por una entrada que te permite estar parado y dar las gracias.
Interpol,
Sophie Ellis-Bextor y
Jane Birken 22 lucas.
Jarvis 23 mil,
Dylan y
Lenny 25 mil. Así que va a salir todo muy salado. ¿No queríamos conciertos? Ahora no queda más que pagarlos. Recuerdo con nostalgia aquellos años en que... era bueno ahí. - foto_
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