Según
anunciaba Claudio Fariña ayer en TVN, el debate ético sobre la violación de la intimidad a propósito de las fotos de la
Bolocco, está instalado a fondo (y se dio el lujo de entrevistar a un abogado). Lo dudo, el interés va más por el morbo de las fotos y el hundimiento de una estrella televisiva. (por dios, cómo se estraña a
SSR)
Aparentemene, habría en efecto un conflicto jurídico en cuanto a si un fotógrafo puede impunemente captar imágenes de una persona al interior de su propiedad y difundirlas. El sentido común debería tender a inclinarse hacia la negativa. No puede. Y digo el sentido común por cuanto basta pornerse en el caso de la ex Miss. ¿Le gustaría a Ud. que le sacaran fotos mientras jura que disfruta de la intimidad de su hogar? Creo que no y seguro habrá escuchado aquel refrán que reza "no hagas al resto lo que no te gustaría que te hicieran a ti", pero como no fue uno el que sacó la foto, una mínima decendia indica que habría que oponerse al hecho, así como de seguro nos gustaría que el resto lo condenara si fuesemos nosotros los implicados.
Sin embargo pareciera que el sentido común no basta en este caso. El tema de la protección de la intimidad de las personas es un poco más complejo. Quizás hasta justificable cuando estamos ante un conflicto de derechos, es decir por una parte el derecho del expuesto a su intimidad, y el derecho de otro u otros. La fe pública, la probidad y incluso la seguridad nacional han debido prevalecer ante el respeto a la intimidad de muchas personas. Sin duda también ha habido casos de abuso, sobre todo cuando intereses proselitistas terminan por transformar en estadios policiales la vida de personas comunes y corrientes. Pero la execpción termina confirmando la regla.
El hecho de que la Bolocco sea un personaje público de la televisión es irrelevante para el caso. El hecho de que aparezca con un amigo besuquéandose, sólo debiera interesar a su esposo (por cuanto para él tiene consecuencias emocionales y comerciales), por lo tanto un supuesto interés "periodístico" parece no ser lo suficientemente sólido a la hora de enfrentarse contra el interés legítimo de la señora de vivir tranquila. Evidentemente que el interés que hay detrás de la difusión de las fotografías está lejos de ser periodístico (la eterna discusión de si la noticia es un fin en si mismo, o no). Aquí el verdadero motivo es comercial, que impulsa a una revista a hacerse de las fotografías, cuyos derechos seguramente serán solicitados por los muchos medios de comunicación que dan cobertura a este tipo de procacidades. Lo insólito es que la revista SQP no quizo lucrar tanto. No compraron todas las fotos, sino algunas, las más suavecitas. ¿Cómo debe entenderse eso? Es que el ex socio de la Bolocco (y dueño de SQP) no quería exponer tanto a su amiga, o en realidad es sólo un botón más de la clásica hipocresía de muchos medios, que se atreven a tirar la piedra, pero esconden la mano vistiéndose con ropas beatas, apelando a constricciones morales que impedirían mostrar lo inmostrable.
Al menos los santiaguinos tienen algo de que reirse mientras esperan el próximo vagón del Metro y los políticos chilenos algo de tiempo para preparar la próxima crisis que nos tiene al borde del desalojo. Pan y circo para el pueblo.
Etiquetas: medios