Mi tolerancia tiene un límite: los intolerantes y los abusadores y en este caso, las dos características están prensentes en los verdaderos protagonistas de este documental, nominado para el Oscar (pero perdió ante
An Inconvenient Thruth).
Becky Fischer es una evangelista -me imagino que es lo mismo que evangélica- dedicada a "enseñar" a los niños de Kansas City cómo entregar sus vidas a Jesús y seguir los mandamientos, y prepararlos para la guerra cultural que amenaza los cimientos de EE.UU. la que según esta gente -liderados por Bush- debe ser "una nación bajo Dios".
La tipa esta, organiza campamentos anuales en los cuales se adoctrina a los niños mediante una manipulación basada en el miedo y la amenaza. Única manera de lograr captar la atención de los niños, que instados también por padres irresponsables, fundamentalistas, ignorantes y absolutamente fanáticos, entregan a sus criaturas a esta gente inescrupulosa y abusadora.
En
Jesus Camp (2006) sus autoras se introducen en el mundo evangelista de los red-necks norteamericanos, quienes realmente creen estar formando un ejercito de fanáticos que esparcirá por toda la nación, lo que ellos juran es la única verdad, esa revelada por el mismísimo Dios a través de ellos.
El trabajo me recuerda un poco algunas escenas del trabajo que hizo Marcela Said en su documental sobre el Opus Dei, una manga de fanáticos conservadores que creen ser una especie de casta elegida para convertirse en la reserva moral del planeta y rescatar a las ovejas descarriadas con un lavado de cerebro.
El tema preocupa puesto que estas sectas están normalmente vinculadas con el poder económico y políticos, obligándonos a quienes no creemos en lo que ellos creen, a regir y adecuar nuestras vidas a sus verdades, limitando nuestra capacidad de decisión y derecho a actuar libremente. Simplemente impactante a lo que puede llegar el fanatismo cuando va de la mano de la ingenuidad y la ignorancia. -
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Etiquetas: cine