No es primera vez que escucho a una autoridad de Gobierno hacer la del estoico y "asumir toda la responsabilidad" por un hecho político con consecuencias cuestionables en cuanto a probidad o eficiencia.
Esta vez el candidato a martir fue
Belisario Velasco, Ministro del Interior, quien decidió asumir la responsabilidad completa por el nombramiento de Ana Loreto Ditzel, la subsecretaria de deportes que menos duró en su cargo. La historia es conocida -a menos que no vean las noticias, escuchen radio o lean diarios- así que no nos detendremos ahí. (
nota en emol)
El tema es ¿qué significa asumir la responsabilidad? Cómo se asumen las responsabilidades en política. No soy cientista político, por lo que cualquier carril quedará como suela de zapato después de la columna que escriba Pato Navia sobre el tema.
Pareciera que para ponerle tierra a un tema que aun hecha humo, lo mejor es declararse responsable, asumir que hubo una equivocación y todos felices. El tema se acaba y vamos buscando otro condorito para sacarlo al secarse al sol. Pero eso simplemente no puede ser. Las autoridades políticas como los ministros son colaboradores de la Presidente y permanecen en su cargo mientras cuenten con la confianza de la mandataria, por lo tanto ¿qué hace Belisario? le tira la pelota a Bachelet que ya parece del circo chino tratando de mantener girando como cien platos.
No fue hace mucho que el chico Zaldivar perdía la confianza de la Presidenta y se iba para la casa después de la revolución pingüina. Hoy parece ser el turno de Velasco (el malo), porque asumir las responsabilidades no significa sólo aceptar que uno se equivocó, sino aceptar el hecho de que se toman decisiones que afectan la credibilidad del Gobierno y lo dañan frente a la opinión pública, sobre todo si se trata de hechos políticos absolutamente previsibles y evitables.
Temo que no va a pasar nada, pero Belisario Velasco está pidiendo a gritos seguir el camino de Zaldivar, y de paso la Presidenta podría dejar en claro que las ineficiencias (o errores, como gusta decir) se pagan en política con los cargos. Aunque sus historiales califiquen para beato. Basta de ineficiencia.
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