El sábado leí
una carta en El Mercurio en el cual se comentaba la noticia de la pareja que inscribió su unión simbólica en la lista de novios de Ripley. Tema al cual
ya nos referimos en esta bitácora.
La suscrita pone el acento en que el hecho está lejos de ser sólo una situación "curiosa", sino que pone alertas en cuanto a temidos precedentes que podría tener esta situación. Esto es, ampliar el concepto de matrimonio a las uniones entre personas del mismo sexo. Por lo mismo declara que "
Las uniones homosexuales, las convivencias, la decisión de dos amigos de compartir un departamento, etc., son todas relaciones afectivas, amistosas o de conveniencia, pero no son matrimonio, y bajo este aspecto no pueden ser llamados de la misma manera ni tener los mismos derechos legales como familia."
Lo insólito es que la autora de la carta es quien dice ser Directora de Estudios de la
Fundación Chile Unido. Sí,
Unido. Me pregunto yo si esta gente quiere que sólo una parte de los chilenos esté unido. Que los que piensan como ellos sean los unidos unos entre otros y a los que son distintos los apartan.
Porque una cosa es que nos recuerden que en Chile el matrimonio es entre un hombre y una mujer. Eso ya lo sabemos, pero otra es comenzar a preocuparse por eventuales precedentes que tendría el que una pareja de hombres que llevan dos años juntos (mucho más de lo que muchas parejas hetero se toman para casarse) se anote en una lista de novios de una casa comercial para invitar a los suyos a ser parte de la construcción de su nuevo hogar. ¿Qué hay de malo en eso? Me pregunto yo. ¿Cuál es ese precedente nefasto al que tanto le temen? Chile Unido. Si claro, otro grupete de hipócritas.
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