Digamos que no me gusta mucho el fútbol, sobre todo el chileno. Lo paso bien viendo partidos de la
Premier League, la liga española,
il calcio o el campeonato argentino, pero cuando se trata de partidos chilenos, paso. Pero el no ser mut fanático de nuestro deporte estrella, no me inhabilita para comentar un tema que ya se aleja de lo deportivo. Tiene que ver con nuestra idiosincracia.
A las selecciones adultas de fútbol normalmente les va mal o tienen desempeños mediocres. No me van a salir con el tercer lugar del '62 o la Copa América del 1800. Al 17 de enero de 2007 estamos ubicados en el lugar 40 del
ranking de la Fifa y le ganamos a un montón de países que hasta el año pasado jugaban a la pelota con un balón de trapo o con un melón. Así que decir que 40 entre 207 no es malo... es como un poco Depassier (nuevo término).
El asunto no es lo malo que somos, sino que siempre los más jóvenes son los que sacan la cara. Las selecciones juveniles en general nos han dado más y mejores resultados, o al menos nos han mantenido muchas más veces al borde de la silla con sus partidos. Hay garra y, sobre todo, hay técnica. Pero pareciera que se va perdiendo en la medida que pasan los años y los
flash y las salidas aumentan.
Para dónde voy. Para donde todos saben. Una vez que los jugadores de fútbol cruzan el umbral de la notoriedad y la tan buscada y
emifera fama, nos vamos todos a las pailas. Y no pasa sólo con el fútbol (sino pregúntenle a Massu). El ambiente furbolero es tan rasca que comienzan a proliferar los autos del año, las salidas con incipientes modelitos de
happy hour, idas a discoteques donde los periodistas de LUN y SQP son parte de la decoración y así sigue la cosa.
Hoy, uno de los créditos de nuestra rojita da el primer paso en su decadencia. El joven hacedor de penales y que no se aburrió de repetir la palabra "huevos" a cuanto tipo lo entrevistó, hoy se desabrocha la camisa, muestra la cruz al cuello (porque seguramente debe ser creyente) y muestra el boxer marca Top. Todo un paradigma del pelotero chileno. Bienvenido al clan. Pero que alguien le diga que no es necesario que se peine así. Ya cachamos para dónde va. Suerte cabros! -
Nota en LUN.
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