Ayer recibí un buen regalo. Los papás de mi primo-amigo Humberto viajaron a Europa y, a pesar de que el encargo fue a la pasada, se dieron el trabajo de ir y buscar, pedir y comprar y les estoy tremendamente agradecido.
Porque al final, estos caprichos terminan siendo un cachito que pocos recuerdan. Pero aquí lo tengo, en mis manos.
Se trata de la versión en
húngaro de
El Principito, sí el libro de
Saint-Exupery y que se viene a sumar a las versiones en
búlgaro y
turco (gracias Daniela),
francés,
catalán,
alemán,
suomi (gracias Suvi),
portugués (gracias Felipe),
esloveno (gracias Martínez),
árabe (gracias Hbto),
italiano (gracias Myriam),
neerlandés y español. Son 13, buen número.
Muchas gracias, sobre todo a mi tía Anabella, que aunque no lee este blog se merece el reconocimiento.
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