Le dije a Tototín que no escribiría sobre esto. Pero, en realidad, he escupido tantas veces al cielo y me ha caído encima, que qué más da. Aunque debo reconocer que este post se acerca peligrosamente al formato
diary.
Gran parte de la historia de mi vida (lo que la gente llama
karma sin saber qué significa realmente
karma), ha girado en torno a arrepentirme de las cosas que no hice cuando debía hacerlas. Y no hay caso, busco y busco siempre la piedra para poder volver a tropezar alevosamente en ella, mientras le digo al resto cómo no hacerlo.
Al momento de los
kiubos, no se me vienen a la mente los recuerdos de lo mal que me sentí la última vez que no hice algo, ni los cabezazos que me dí luego de haber perdido una oportunidad. Y ahora de nuevo. Pasan de esas cosas que tu crees que suceden sólo en las películas, y estás tan acostumbrado a ver cine, que te quedas ahí pasmado esperando que salgan, de donde menos lo esperabas, tipos con cámaras de video y micrófonos que vienen a anunciarte que ésta es "otra joda para VideoMatch". Pero nada. Los tipos no salen, la gente pasa al lado tuyo y no te mira como si fueran parte del
tongo. Todo sigue su curso y uno más preocupado de lo que nunca va a pasar, que ocupándose de lo que se tiene al frente, y así, como de la nada vino, de la nada se fue, todo continúa como si nunca hubiera pasado.
Damm it! Y te vuelves en la micro sin más consuelo que llamar a algún amigo para que te diga lo idiota que fuiste.
¿Cómo se quiebra esa cretina inercia? ¿Cómo se recupera el tiempo perdido? ¿Se puede hacer algo? Habrá que esperar a que la casualidad me dé una segunda oportunidad. ¿Segunda?, más bien centésima-segunda. Pero bué. - foto_mía. Muelle Barón, el lugar de los hechos.
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