El tema de la bencina tiene a varios chilenos preocupados. Sobre todo a quienes viven del transporte (micros, taxis, camiones y quienes trabajan con su auto). Se espera un alza del combustible para este lunes y el precio estaría llegando a los $ 700 pesos.
En Chile no hay petróleo. Tenemos una gran refinería (Enap), que recibe el petróleo desde afuera, lo refina y ofrece a las empresas que lo comercializan. $ 400.- es el valor de venta. A eso hay que sumarle el IVA y el impuesto específico que agregan más de doscientos pesos al precio que finalmente pagamos todos.
Yo la verdad es que el auto lo uso poco, prefiero andar en micro, a menos que, en mi orden de prioridades, la premura o la privacidad estén por sobre el sano contacto con el "mundo real". Es ahí donde ves esas caras grises y tristes de la gente que va a trabajos que no le gustan, o vienen tan cansados de vuelta que les angustia la sola idea de tener que llegar a contar lo que hicieron, cuando lo único que quieren es acostarse y poner al Kike.
Se acaba de aprobar el Fondo de Estabilización del precio del combustible. Pero dicho fondo no hace otra cosa que estabilizar el precio (al alza). Impide que el valor se dispare de un día a otro, poniendo ciertos frenos, pero lo cierto es que la bencina en un mundo capitalista es un producto de alta demanda, por lo que no puede no subir su precio.
Lo que parece injusto, es que el Estado esté lucrando más de la cuenta (porque recauda más impuestos por litro vendido), cuando podría beneficiar a gran parte de los consumidores de bencina, poniendo una escala de recaudación conforme a determinados límites en el precio. Osea, el Estado prevee un precio y estima un ingreso anual por recaudación de impuesto específico (como lo hace con el cobre). Si el precio de la bencina sube dando lugar a una recaudación por sobre el promedio, el impuesto específico baja produciendo una consecuente baja en el precio de oferta.
Se entiende que el Estado deba financiar sus políticas con nuestros impuestos, pero que lucre más de la cuenta pudiendo beneficiar a los consumidores, sin tener que meter la mano al bolsillo, me parece cuestionable. La idea no es que el Estado pierda, sino que deje de ganar. Pero parece que decir eso en Chile es de orates.