Esto puede parecer de
grupie, pero debo confesarlo: Soy fan de la
Concierto.
Aun cuando haya siempre llegado y aun llegue mal la señal de la radio a Viña,
Internet se encarga de sintonizar el dial a diario. La jornada parte a las 7:10 con
Mañana Será Otro Día. Sigue con
La Maquinita a una hora en que a muchos les gusta sólo opinar y dar datos sacados de la web, la
Blanca se encarga de poner buena música... después que ya escuchaste mucha tontera en la mañana, lo único que quieres es un buen tema. Las tardes son de
Concierto Enfoque con Cancino los martes,
Fortuño los miércoles,
Góngora los jueves y la Amenabar los viernes.
Concierto Placer es otro nuevo y buen invento de ese verdadero
think tank de Eliodoro Yáñez. A la Verito Calabi es un placer escucharla tiene de esas voces que encantan. El ya clásico programa
Gran Reserva, que conduce el maestro
Márquez es un imperdible (o un
must, como dicen los siúticos). Eso de escuchar distintas versiones de un mismo tema, de la cosecha de no sé qué año, un acierto.
Más de lo nuevo.
Cafe Blank me sorprendió gratamente. Aunque su similitud con Acid Bar de la Zero no me termina de convencer, el programa de Miñano ha sido un buen aporte, aunque a veces, uno sienta que vive en un país completamente distinto al que se escucha en el dial.
Lo malo.
Sandía. No hay caso. No me gusta. A la Katyna prefiero encontrármela en el Emporio La Rosa, antes que escucharla aun haciendo su personaje Tontina en la radio. Cero posibilidad. Sorry.
Exraño las fabulosas voces de las Carolas, Pulido y Urrejola. Ellas fueron un sello de Concierto, pero no todo lo bueno dura por siempre. Pero la Concierto hoy no sólo se escucha. Ahora también se le ve. En los medios han comenzado a circular las producciones fotográficas que
Schkolnick y el equipo Concierto se encargaron de hacer. Se agradece el buen gusto, véanlas
aquí.
Dos veces he tenido el gusto de programar
Mi Personal en la radio, fueron gratas experiencias y en el verano del 2004 invitamos a
Sanfeliu a contarnos la historia de cómo nació la radio. Creímos que había algo similar a la historia de Tambor, claro, guardando las proporciones. Y estábamos en lo cierto. Les dejo aquí el texto del recuerdo, viene de las vísceras del director, de donde salen, al final, las mejores cosas.