No hay muchas cosas que me estremezcan. De esas cosas que te ponen la piel de gallina, te apretan la guata, te humedecen los ojos. Menos cuando se trata de obras de terceros.
Con la poesía ha sido un trabajo lato y poco fructífero. He pasado por las cursilerías de Benedetti, las obscenidades de Bertoni, los engrudos de Rilke, los disparates de Parra, los sinrazones de Izurieta y los merengues de Neruda. Pero no hay caso. Me han leído los delirios de Huidobro y los Sea Harrier de Maquieira, y nada de nada. No los entiendo.
Pero hace unos años, recuerdo haberme mamado una mañana entera frente a unos cuadros impresionistas que tenían a mi madre llorando a moco tendido en los pasillos del D’Orsay... Para mí no eran más que la repetición de cientos de páginas de libros que ya había visto. Pero minutos después, a unas cuadras de ahí, me topé de frente con un lienzo pintado de azul, con doce puntos negros y una raya roja. Sería todo. Era el “Azul II” de Miró. No lloré, me contuve. Entendí a mi madre, y comprendí que yo no era de hierro. Que no estaba todo perdido.
Hace unas semanas
meine Liebe me hizo escuchar el disco
Smile de Brian Wilson (The Beach Boys). Our Prayer - Gee, el tema con que comienza el disco es simplemente escalofriante. El día que haga una película, comenzará con algo así. De ahí para adelante en ese disco todo es arte. No por nada un año le tomó a este sordo-de-su-oído-derecho, producir este disco que no vio la luz sino hasta 37 años después. Ahora tengo el documental sobre la historia del disco. No hallo la hora de poder sentarme a verlo, tranquilo y, ojalá, llorar. Porque ha sido la música la que ha hecho todo lo que los versos y los impresionistas no pudieron. No han sido pocas las veces que me he y me han encontrado emocionado y con la garganta apretada escuchando un disco, viendo un video. ¿Cuál es esa fibra que es capaz de tocarte la música?. No sé, y no estoy seguro de querer saberlo.
Da rabia estar estancado en cosas que te hacen sentir tan poco. Como si todos (y no me refiero al resto) estuvieran esperando que salgas de ese maldito trámite para poder empezar a vivir. A sentir lo que haces. Como cuando saboreas el agua. Eso que has tomado toda tu vida y hasta aquel momento no tenías idea de a qué sabía. Yo quiero probarla, de una buena vez.
Queda poco... muy poco. La ansiedad mata, pero como diría Brian... de a poco i'm pickin' up... good vibrations.