REVELACIONES CHÚCARAS

La columna de hoy de Claudio no puede dejar indiferente. No al menos a quienes tienen un blog, un reproductor de mp3, piden y leen libros de bibliotecas, estudian o simplemente viven la vida como personas normales. Porque, como el propio Claudio remató "La pelea por un derecho de autor hace rato dejó de ser una discusión de expertos. Tampoco es una discusión entre artistas. Es una cuestión de interés público y que afecta nuestro día a día".

Resulta que en el Congreso de a poco se están haciendo algunas cosas bien y la tramitación de las modificaciones a la Ley de Propiedad Intelectual (pdf) -que como está hoy, nos transforma a todos en delincuentes- tiene como principal detractores a "los artistas y creadores de chile". Lo pongo entre comillas, porque así se presentan ellos, dejando a muchos de nosotros (sí, tu y yo que sacamos fotos, escribimos en blogs y hacemos tantas cosas que nos transforman en artistas y creadores) como los meros consumidores y potenciales victimarios de sus derechos. Ellos, que creen que para ser artistas o creadores, hay que salir en la tele, grabar un disco, ganar un premio o ser rostro de alguna marca, se han juntado y han echado a andar la campaña Trato Justo.

Sim embargo, la justicia -bien preciado- no pasa por darle a unos los que piden, sino dar a todos lo que merecen y somos muchos los que estamos siendo recogidos como usuarios y como creadores, en las modificaciones que se le están haciendo a la LPI. El trato justo acá, debiera ser para todos. Por eso, la ONG Derechos Digitales ha lanzado paralelamente la campaña Trato Justo Para Todos, con manifiesto que puedes suscribir y difundir si te sientes tocado por lo que sucede.

Hay algunos que creen que ésto es una batalla contra ellos y no tardan en ponernos a muchos en la trinchera del frente como si quisieramos destruirlos. Dicen ser las víctimas, pero en realidad se están pasando de listos o ignoran como son las cosas. No vayamos a despertar un día y nos desayunemos con que el derecho al acceso a la información y a los bienes culturales dejen de ser un derecho humano, sino un privilegio que unos pocos puedan costear, so pena de ser castigados como delincuentes.

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