REVELACIONES CHÚCARAS

Las elecciones municipales de este año están marcadas por un ingrediente especial. La serie de fiscalizaciones que ha realizado la Contraloría a partir de denuncias de irregularidades, mantiene a varios alcaldes de todos los colores políticos bajo sospecha de ser parte de hechos reñidos con la ley. Ése es el caso de la alcaldesa de Viña, Virginia Reginato (UDI), quien se apresta a ir por la reelección.

Como viñamarino y aunque no comparto el color político ni muchas ideas de doña Virginia, creo que lo ha hecho bien y hasta ahora me aprestaba a votar por ella casi en un acto reflejo a pesar de las denuncias que se han hecho, sin embargo, lo de hoy me parece impresentable.

Un grupo de concejales, se aprestaba a hacer una acusación ante el Servel por notable abandono de deberes en contra de la alcaldesa. Fueron recibidos por unas cincuenta personas (la mayoría mujeres) quienes los insultaron, les tiraron huevos, monedas, líquidos y los golpearon con puños y pies. Podrán los concejales tener o no la razón, podrá ser o no un hecho motivado sólo para obtener réditos políticos, pero concertar a una manga de pobladoras para agreder a representantes municipales es inaceptable. (emol - emoltv)

No hace mucho una niñita insolente intentaba que sus gritos fueran escuchados lanzando un jarro de agua a una Ministra. Hoy una dirigenta (¿?) estudiantil acompañaba a la chicoca en su vuelta a clases y advertía a las autoridades que "preparen sus impermeables" porque los jarrazos continuarán. (tvn)

De a poco, la violencia comienza a legitimarse como una forma de responder. Me dirán que la violencia la inició la Policía, sin embargo ellos cuentan con una legitimación legal y constitucional para ejercerla. Podremos discutir el criterio y pertinencia de cómo se utiliza y ahí, todos somos iguales ante la ley y los tribunales. Pero aceptar el uso de la fuerza como forma de resolver o dar por terminados los conflictos, es un pésimo antecedente para Chile.

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