Ok, uno está acostumbrado. Cada vez que abres una buena revista comienzan los avisos. Moda, relojes, autos, zapatillas, igadgets, licores y cuando cachibache existe y nunca podrás tener. De eso se trata la publicidad, tentarte sobre lo que podrías tener, pero son honestos en deslizarte el "vamos, no te lo tomes tan en serio".
Por ejemplo, abro la
Blank N° 70 (que es la revista que tengo a mano y que no está necesariamente muy buena) y vienen avisos dobles de Ralph Lauren, Absolut, Americanino, Pinturas Tricolor y dos doble páginas de Lacoste antes de encontrarme con un índice al que le siguen una serie de avisajes página por medio. En total casi un 35% de publicidad honesta (no conté los informerciales y cápsulas de marcas que tratan de pasar por contenido), pero está bien, súper bien por Blank que debe facturar su resto y se mantiene en las duras lides del mundo editorial de revistas. En el caso de la última Esquire que me llegó (sept) hay 34 planas de avisaje antes del índice. Sólido.
Pero lo de la edición de septiembre de
Vogue -como diría Núñez- no tiene nombre. Son conocidas la ediciones del mes de la primavera por su peso. Cada revista que se precie de tal prepara concientemente un ladrillo de revista que en el caso de la revista de modas le lleva 840 páginas de couche oignon. El problema es que de ese volumen
727 páginas son avisaje. Osea la revista tiene un 13% de contenidos editoriales. ¿No será mucho? Alguien decía por ahí que eso era una buena noticia, en muchas revistas lejos lo mejor es la publicidad.
Yo, por mientras, sigo soñando con mi revista, que la tengo lista en mi cabeza. Ya vendrá el momento. Lo sé.
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