REVELACIONES CHÚCARAS

Cuéntese como se cuente la historia, parece de locos. Unos delincuentes confesos en cuya contra se emite orden de detención, se presentan ante la Justicia para cumplir con la resolución judicial que los priva de libertad, y la misma Justicia se niega a recibirlos y ejecutar el dictamen porque los sujetos que se presentan, no portan su cédula de identidad. Los tipos se van.

Insólito. No sólo habría una sensación de que la Justicia no es capaz de perseguir y poner tras las rejas a los delincuentes, sino que si éstos se presentan voluntariamente a pagar por sus actos, la Justicia se niega a recibirlos. Esa es la idea que queda en el inconciente colectivo, difícilmente se le puede pedir otra interpretación al ciudadano común. Por lo mismo, el Poder Judicial reacción ante la noticia "interviniendo" el Juzgado en cuestión, dando una señal de que ese tipo de cosas no pueden suceder y de hecho, no pueden repetirse.

Los matices vienen dados por supuestos que parecen más complejos y elaborados, pero que eventualmente podrían darse. Quienes (aunque pocos) han respaldado la decisión del tribunal, argumentan que es necesario tener certeza de que quien se presenta ante la Justicia, es realmente quien dice ser. En Chile, al no contar con un sistema de registro de huellas dactilares, aparentemente la única forma de acreditar la personalidad de alguien es mediante su documento identificatorio. Sin embargo, esa aparente certeza es sólamente relativa, ya que, como ya pasó, un delincuente salió libre por hacerse pasar por su hermano que no tenía antecedentes criminales, cuando en realidad el plagiador tenía un nutrido prontuario. Él sí presentó un carné de identidad, aunque no el propio. Por lo tanto, la solución no puede ser el carné.

El tribunal que dejó ir a los delincuentes que se entregaban voluntariamente cometió una negligencia. De eso no hay dudas. Actuó mal. En estos casos la máxima de "frente a la duda, absténganse" no es válida, ya que los bienes jurídicos más importantes como la Fe Pública, la Justicia y, por su puesto, la Seguridad.

Veremos qué pasa con esta "intervención". ¿Rodarán cabezas? ¿Se cortará el hilo por lo más delgado? O finalmente podremos contar con una forma de acutar que antes de recurrir al formalismo, recurra al sentido común. Como siempre, habrá que esperar. - emol

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