REVELACIONES CHÚCARAS

En un principio pensé en dejarlo pasar, así como una especie de salida de madre, una verdadera revelación chúcara, eso que decía Paola -y que me leyó la mente- cuando hablaba de esa rebelación contra mí mismo, esa desconstrucción después de tanta -y a veces demasiada- diplomacia. Es mi estilo y lo del viernes no lo fue y cayó raro, quizás no tan mal como hubiera pensado, pero pude verle el rostro a algunos de los que pasan por este lugar acostumbrados a algo y que fueron a reposar el almuerzo con un notición que le hacía un flaco favor al autor de este blog.

Lo de la sub20 fue un invento, habré tardado 5 minutos en escribirlo, el momento fue deliberado, porque golpear en el suelo gratuitamente a los héroes caídos es quizás de las cosas más ratonas que puede hacerse y que viniera de acá parecía, al menos, curioso. Lamentablemente no cuento con contactos en las altas esferas del poder, ni informantes del tipo guerra fría.

¿La idea? Provocar. Conversé con varias personas que creyeron, no necesariamente todo, no necesariamente la historia, pero parecía raro que quien solía lavarse la boca con la severidad a la hora del hacer; el mismo que no trepidaba en denostar el periodismo barato y embriagado de infundios, ahora se viniera a calzar el overol para hacer trabajo sucio y ratón. Sin fuentes y con aparente mala leche.

Pero me llamó la atención la reacción de algunos. Decepción, punto menos, que me caí, desubicado y cosas por el estilo fueron algunos de los comentarios recibidos. ¿Muchas expectativas? No dejó de alertarme el hecho de que haya quienes "esperan" cierta línea editorial o pátina de rigurosidad en las cosas que aquí se escriben, cuando la gran mayoría de las veces (por no decir todas) las opiniones no son más que eso, sólo subjetividades.

Un desmadre, algo que puedo permitirme acá -como dijo MT-, porque cuando uno empieza a estresarse por mantener una línea, cuando uno fuerza un estilo para dar en el gusto, es hora de parar y acá, esa no es la idea. En todo caso, si mañana una noticia del género se hubiera hecho pública, ¿habrían vuelto los que putearon a pedir las disculpas del caso? ¿qué habrían dicho los que se quemaron las manos por esas confianzas ciegas? Eso sí que no lo vamos a saber nunca, al menos mientras la complicidad de ciertos peces en engorda del periodismo chileno se mantenga y no podamos saber todo lo que pasa, porque como solía decir Prodán "mejor no hablar de ciertas cosas". Pero cómo ¿no era un invento? y sí, pero a veces entre broma y broma...

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