El otro día hablaba de comediantes haciendo roles dramáticos. Esta vez fue el turno de Adam Sandler, que a mi parecer, lo hace lo suficientemente creíble como para sacarse de la cabeza sus personajes oligofrénicos.
Alan (
Don Cheadle) es un dentista, cuya vida se reduce a su mujer Janeane (
Jada Pinkett Smith), a su hija y a su consulta odontológica a la que ha llegado una singular paciente que, más que un arreglo de coronas, lo que quería era otro tipo de encuentro con nuestro dentista.
Un día, Alan ve en la calle a quien fuera su antiguo compañero de habitación en la universidad. Se trata de Charlie Fineman (
Adam Sandler) un hasta hace poco exitoso dentista que devino en un personaje misterioso e incomprendido luego de perder a su familia en un accidente aéreo. Alan se siente con la responsabilidad de saber cómo está Charlie, quien se esfuerza por no dejar que nadie sepa, conozca y se meta en su nueva vida, la que está dedicada casi exclusivamente a tocar batería, jugar juegos de computador y remodelar la cocina de su departamento.
De a poco y a pesar de varios e incómodos tropiezos, ambos van retomando una amistad que se había perdido con el tiempo. Alan comienza a descubrir cosas que había dejado de hacer una vez que se casó. Charlie comienza a descubrir que la compañía no siempre busca perjudicarlo y a pesar de ciertos arrebatos, encuentra en su colega, apoyo para tomar ciertas decisiones que pueden mejorar su calidad de vida sustancialmente.
Reign Over Me (2007) es un drama interesante, en que dos vidas que se dirigían a lugares parecidos, terminan en otra parte por una serie de acontecimientos desafortunados. Pero a la hora de hacerse cargo o no de la vida, el apoyo desinteresado de la gente que te estima puede llegar a salvarte de cometer alguna idiotez. Me gustó la película y aluciné con comprarme una patineta con motor para ir a la pega, aunque en New York sería más entretenido. -
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Etiquetas: cine