Ok. Siguiendo con la segunda parte
del post humorístico que inicié ayer, el tema es el famoso
stand-up comedy y sus exponentes criollos.
El
stand-up comedy (
wiki) es un formato de comedia en el cual una persona se para frente a su público y los hace reir. La dificultad está en que el humorista está solo con su micrófono. Nada más le sirve de apoyo para hacer reir a quienes pagaron la entrada para asistir a su espectáculo (punto importante sobre el cual volveré). El formato se asimila bastante el cuenta chistes clásico, salvo porque el único recurso no es el chiste (llámese cuento corto chistoso con un remate aun más chistoso), sino que se recurre además a historias y monólogos temáticos que normalmente tienen que ver con la cotidianeidad.
El caso de
Coco Legrand es paradigmático como exponente del
stand-up comedy, un tipo deslenguado que se ríe de aquello que nos quejamos todos los días. En el extranjero, el formato tiene siglos y muchos de los grandes humoristas actuales comenzaron como
stand up (de hecho hay una película "
The Aristocrats" (2005) dedicada justamente a este estilo de comedia y uno de sus famosos chistes).
El tema es que hoy el
stand-up comedy en Chile está de moda entre quienes quieren hacer humor. Hoy cuenta hasta con cursos. Los hay
on line y presenciales, porque ahora todos pueden ser
stand-up comedians. Tal es el caso de programas como la
SCA y ahora el próximo a estrenarse Club de la Comedia (al menos hay mejores nombres).
Uno escucha y ve a
Seinfeld,
Billy Crystal,
Robin Williams,
Chris Rock,
Dave Chappelle,
Sarah Silverman y otros exponentes de la
larga lista de comediantes que cultivan el estilo, y relaja esfínteres de la risa. Pero me siento a ver los comediantes chilenos y muero del aburrimiento. Y juro que lo intento.
La excesiva recurrencia al garabato, a la obsenidad facilista, a las muecas y ataques de histeria o representaciones de una definciencia mental u homosexualidad, parecen recursos que hablan mal de gente supuestamente creativa.
Sergio Freire apuntaba en el diario hace unos días que "
faltan guiones, los canales se preocupan del rostro, de buscar al chistosito, pero no del guión". Nada más cierto. No entiendo qué puede tener de chistoso leer de un libro los nombres con que popularmente se le llama al pene. ¿Hay algo más trillado? Hacen falta guiones, no basta con hacerse el chistosito. Y por favor, para los sensibles de siempre: no se trata de chaquetear desde la cuneta, se trata de tratar de criticar lo que otros han entregado al juicio público.
Desconozco cómo serán los shows en vivo. Espero que la gracia no seá que éstos son sin censura ¿censura? ¿Osea hay que prepararse para escuchar más garabatos? Pero, por lo que veo en la tele, las expectativas son pocas. Pero la gracia de la tele es que por más que sean fomes, de seguro no veremos un tomate limachino volando por los aires. Entiendo (y podrán corregirme) que la gente que va, retira entradas, no las compra. Osea podríamos hablar de un público amigo, no uno que canceló para que lo hagan reir, cosa bastante más desafiante y compleja.
Obviamente decirlo desde el sillón de la pieza es lo más fácil que hay. Yo no creo que lo suficientemente chistoso ni menos tener las patas para pararme frente a un público a intentar hacerlos reir. La gente que actualmente hace
stand-up comedy al menos tiene las patas, aunque creo que falta creatividad a la hora de hacer reir. Sobran las improvisaciones, los lugares comunes y las historias de miserias humanas ultra requete contra contadas. Tener el coraje para pararse adelante es la mitad de la pega bien hecha, pero falta la otra mitad, la parte creativa. Sin las dos mitades mejor no subirse, porque un humorista que renguea al principio puede parecer chistoso, pero al final, casi siempre termina dando la pena. - foto_
justin intensity.
Etiquetas: humor