Había prometido ver esta película hace un buen tiempo. La vi.
No querer ser quien fuiste y por lo mismo, no saber quién eres es todo un tema. Y pareciera tener más sentido que nunca esa frase de Agrado en aquella película de
Almodovar cuando decía que "
uno es más auténtico cuanto más se parece a lo que ha soñado de si mismo..."
Es el caso de Holly (
Audrey Hepburn), una
naive y delgada chica que se gana la vida como dama de compañía y como informante de un mafioso encarcelado. Sin embargo ella no es verdaderamente consciente de lo que está haciendo.
Trabajosamente sabe lo que quiere y termina siendo víctima de las circunstancias y prisionera de una jaula que ella misma ha ido creando, temerosa de sentirse atrapada en la vida de alguien que coarte su aparente libertad.
En esa constante huida, se refugia en lo que podría parecer una banal actitud. Sus momentos de
strees y decepción son aplacados frente a las vitrinas y estantes de la afamada joyería
Tiffany en Nueva York, sin embargo ella sabe que no son los diamantes los que la hacen sentirse segura, sino calidez con que se recibe a quien osa entrar por las puertas giratorias de ese templo del lujo. Allí no hay nada que temer, sobre todo para una princesa como ella. Ahí está a salvo.
Breakfast at Tiffany's (1961) es una comedia interesante que nos muestra cómo serlo todo sin tener nada, cómo ser un millonario con apenas un par de dólares. Cómo un buen tema (Moon River) y la dirección de
Blake Edwards pueden hacer que una película dure por años y a pesar del paso del tiempo permanezca contemporánea. Una joyita y buena suerte, Lula Mae. -
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Etiquetas: cine