El
Medio Blog publicó ayer una columna escrita por Matías Del Río que va por dos lados.
Por una parte critica al diario La Nación, afirmando que hoy continua actuando "
con reminscencias de la dicatura", por cuanto el Gobierno se habría "
servido sin sonrojo de La Nación para sacar ventajas y pasar goles viciados. A la vez que enarbolan la bandera de la libertad de expresión, en su diario esconden noticias relevantes que generan incomodidad al mando de turno e inventan otras útiles que a menudo entorpecen el ejercicio de la democracia". Para rematar diciendo que La Nación "
se pudre sin ser abierta -ni leída, por supuesto- en los escritorios de las oficinas públicas, casi únicos suscriptores, y por fuerza". Chan chan.
Por la otra, emprende la noble empresa de reivindicar el mancillado honor de Patricia Matte, sobre la cual se hizo
un reportaje en la última edición de LND que titulaba, refiriendose a ella como,
"La guardiana del lucro". Del Río, dice que no conoce a la Sra. Matte, pero se apresura a decir que es "
una de las personas que más sabe del tema y que dirige la Sociedad de Instrucción Primaria, la que desde hace 150 años da educación de calidad, y sin fines de lucro, en sectores populares". Chan chan.
En primer término creo que Del Río, seguramente en su apresuramiento característico, generaliza en su comentario acerca de La Nación. Si bien no estamos ante el mejor diario de Chile y repugna la idea de que exista un "diario del Gobierno" (aunque en realidad sea del Estado), creo que es el mismo Del Río el que ha descuidado la lectura de la prensa, ya que si lo que queremos es nivelar hacia abajo, la propuesta de LUN apunta más a un hipnótico impreso que pretende hacernos creer que en este país no hay nada más que leseo y cosas divertidas (salvo cuando algún crimen se toma la agenda). Por otra parte nuestro decano, que uno lee y se mantiene suscrito casi por inercia, no lo está haciendo mejor y muy por el contrario, podría decirse que compite codo a codo con La Nación en esas supuesta guerra ideológica que denuncia el periodista. De esta manera, extraña tanto "odio, sesgo y amargura" en contra de un periódico que, para bien o mal, canta en una clave distinta al resto (quizás porque no tiene avisaje), y eso en democracia se agradece.
Pero más me extraña la defensa de Del Río a la Sra. Matte. Sobre ella se ha creado todo un mito acerca de sus supuestas capacidades intelectuales entorno a la educación y su calidad. Como si se tratara de una sabelotodo en esa área. Hay hechos indesmentibles. Dirige la Sociedad de Instrucción Primaria (o Escuelas Matte) que el día de hoy administra 17 colegios subvencionados y sin fines de lucro con excelentes resultados en su administración. Pero eso. Patricia Matte es una reconocida y eficiente administradora (sabe de organizaciones, por algo es sociologa), pero en cuanto a calidad de la educación, mucho no sabemos. El hecho de que sus colegios no figuren con déficit financiero y que sus profesores reciban sus sueldos al día y los alumnos tengan pupitre y patio, habla bien de administración, pero es cosa de colocar el nombre de cada escuela Matte en el
sitio del Simce para ver sus resultados, los mismo en la PSU. No estamos hablando de proyectos educativos especialmente sobresalientes, sino colegios eficientemente administrados con resultados promedios. Nada del otro mundo como para andarla vitoreando para Ministra de Educación.
La derecha ha visto en la Sra. Matte una figura poco expuesta políticamente se la han izado como el referente educativo de un sector político falto de ideas en el área (porque lamentablemente para la derecha, educación y lucro son sinónimos, dejémonos de tonteras) y que se agarra de buenas experiencias en el área que sin duda ellos sí manejan: la administración. Pero eso no basta. Repito, la Sra. Matte podrá ser una gran persona, excelente socióloga, eximia administradora, pero este país está curado de espanto en cuanto a experiencias tecnócratas en el área de la educación.
Si Matías Del Río cree que el tema de la educación es un asunto técnico, entonces tampoco está captando "el nudo del problema". Aquí estamos frente a un tema netamente ideológico, tiene que ver con una forma de ver y querer la sociedad y por eso la discusión sube de temperatura de inmediato. Hay al menos dos formas distintas de ver el mundo, y ambas intentan predominar.
Por otra parte, Del Río se equivoca al pensar que el Gobierno cometió un error en centrar el debate de la Ley General de Educación sobre el tema del lucro en vez del de la calidad de la educación. El proyecto recién presentado no es el que regulará el tema de la calidad. Ésta está por venir (tal como bien lo señalara
la columna de Peña del domingo pasado). El proyecto actual determina un marco sobre el cual construir las bases de un proyecto educativo nacional, donde se sentarán principios y normas claras dentro del cual se desarrolle el sistema. Y es justamente dentro de esa especial forma que tiene el Gobierno de ver la educación, que ha planteado el que los privados no lucren con los subsidios del Estado. Es una idea que ha sido demonizada por un importante sector político y para qué hablar de los medios. Cómo no, total para equilibrar posturas está La Nación, diría Del Río.
Si uno quisiera generalizar y caricaturizar, podría no extrañarse de la férrea defensa que hace Del Río de la Sra. Matte. Mal que mal leí por ahí que él era el panelista joven de la derecha menos cavernaria o preguntarse uno si el hecho de trabajar para Piñera o para el segundo conglomerado periodístico de Chile (
Copesa) no le ha cambiado al vida al otrora mañarero de Radio Concierto y eterno aprendiz de Paulsen. Conocer de cerca el poder cambia y seduce, sobre todo cuando el filántropo tiene poco que perder y mucho que ganar, aun.
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