Por dónde comenzar el comentario de lo que pasó ayer en la Ex Oz. Lo peor que cualquier hubiese podido llevar al concierto era expectativas. Creo que hasta los más fanáticos deben haber salido sorprendidos de la
performance del francés y su banda.
Con tototín dedicamos largos minutos de la vuelta a Viña tratando de explicarnos lo que sucedió en el escenario. Difícilmente dejó a alguien indiferente y eso ya es un mérito en sí, puesto que hablando de normas estéticas la belleza es un punto tan indefinible como la verdad.
Definitivamente quienes pensaron que el show de
Tiersen recorrería su música incidental para películas como
Amelié y
Goodbye Lenin, se quedaron con las ganas. Puede que un par de arcordes en el pianecillo, arcordeón o violín, los hayan hecho pensar que no se habían equivocado de concierto, pero la tonada se transformaba rápidamente en lo que fue la regla en la presentación del francés:
Estridencia.
Hay dos calificativos que normalmente se asocian a la obra de Tiersen. Lo caprichoso y lo melancólico. La última estuvo absolutamente ausente (a menos que alguien que hable francés pueda rectificarme) y uno podría pensar que el show fue un un ejercicio de caprichosidad de un prodigio de la música como él, sin embargo me niego a pensar que Tiersen decidiera hacer el ruido que hizo simplemente porque capricho (y he ahí la teoría que aun no he podido trabajar).
Lo de ayer llegó a ser molesto a ratos. Un rock que tenía algo de
Post, algo de punk (el tema en el que cantó el guitarrista) e incluso visos de
Kraut.
En lo que sí coincidimos con tototín es que nos encontramos varias veces rezando para que los temas continuaran tal como habian comenzado, pero nuestras plegarias se transformaban rápidamente en maldiciones cuando todo se mutaba a un especie de
jam postmoderno en el que cada uno intentaba sacarle al instrumento un sonido en cuya búsqueda se podía perder el alma. Pero al final, a Tiersen se le perdona todo. Un tipo con su habilidad musical puede darse el lujo de dar en el gusto a quienes iban por ruido y dejar boquiabiertos a quienes iban por "
los fabulosos destinos de...". Los del medio, quienes no nos hicimos expectativas, quienes no revisamos
su discografía entera antes de concierto, podemos decir que fuimos a show distinto, algo ruidoso, pero que reafirma la idea de que en Chile hay público de sobra para artistas menos masivos, pero de los cuales no hay por qué privarse. - foto_
karikatur.
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