La tercera sala de la Corte de Apelaciones de Santiago se las mandó hoy. Resolvió reintegrar a las alumnas del colegio Carolina Londa que habían sido expulsadas por haber participado de la toma del establecimiento en octubre. No sólo anuló la medida de la directora, sino que sentó precedente ya que calificó nada menos que UNA TOMA.
La resolución que acoge el recurso de protección interpuesto por las escolares, dice que "
resulta pertinente recordar que históricamente numerosos movimientos estudiantiles han sido el motor de cambios y evoluciones sociales, siendo las tomas una de las formas que tradicionalmente se han utilizado por los alumnos, lo cual puede parangonarse con los movimientos huelguísticos en materia de derecho laboral y particularmente, del área sindical, que están legalmente reconocidos". Osea, todos aquellos que se asustan cuando la sociedad se organiza y actua en base a los medios y recursos que tiene, tranquilos, si hasta los jueces saben que una toma no le hace mal al país cuando hay razones de fondo para actuar.
Agrega el fallo dictado por los magistrados Lamberto Cisternas, Mario Rojas y el abogado integrante Hugo Llanos, que "
esta Corte no puede sino llegar a la conclusión de que las medidas adoptadas, que en la mayoría de los casos ha importado la no renovación de matrículas, deben ser estimadas como arbitrarias, ya que en su imposición no ha existido ni racionalidad ni proporcionalidad y no ha habido una razón de real peso que las justifique".
Finalmente concluye el tribunal que "
además, resulta obvio que dicho movimiento fue motivado por aspiraciones propias de estudiantes jóvenes, que ven con preocupación no solamente su futuro, sino que su actual realidad académica, que deriva de un sistema educacional que, como es público y notorio, se encuentra fuertemente cuestionado y es objeto de estudios para modificarlo"
Da gusto cuando las instituciones se humanizan y bajan a la tierra que habitan. A veces la teoría jurídica nubla y nos llevamos en ejercicios racionales que muchas veces vienen a satisfacer pretensiones intelectuales propias, antes de establecer certezas jurídicas y, sobre todo, justicia. Bien los esos magistrados! -
Nota en La Tercera - foto_
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