A los imbéciles que para cada ocasión se ponen a pelear con los pacos, tiran piedras, tambalean las señales de tránsito hasta hacerlas caer y transforman cada calle en el campo de una batalla que sólo les interesa a ellos, ya los conocemos. Son unos imbéciles.
Pero ahora reapareció otro lumpen (quizás más peligroso aun), que no veía desde el 98-99. Son esos que golpean a reporteros gráficos que quieren hacer su trabajo, que destrozan lugares porque se sienten ofendidos, que se pasan el protocolo por ahí mismito y lanzan discursos en medio de un acto solemne, que interrumpen y violentan a una corresponsal extranjera para maullar garabatos. Todo porque tienen rabia.
Ese es el nuevo lumpen,
los prepotentes. Esos que se saben intocables, que se cagan en el piano porque saben que no les van a hacer nada y cuándo los apremian, se sienten censurados, atacados, discriminados, incomprendidos y, obviamente, furiosos.
Tengo la imagen de ese mequetrefe con cara de oligofrénico que interrumpió el despacho de la periodista española. Luego de fundir su seso para encontrar las palabras apropiadas para salir al mundo, y ante la reacción de los colegas se manda las siguientes líneas, seguramente sacadas de alguna gran obra de la literatura mundial: "Qué me van a echar los weones" y los mira desafiantes inflando el poco pecho que tenía, para luego despedirse con otro rosario de garabatos. Esa es la cara del pinochetismo prepotente que no había salido a la calle desde que el viejo corriera por la loza del aeropuerto para abrazar al otro Izurieta. Esos son el lumpen de derecha que tiene hasta
representante en el Congreso.Quizás, como decía el propio ex dictador, ahora se vuelvan a sus covachas y ojalá se queden ahí. O mejor, podríamos juntarlos con el otro lumpen tirador de piedras a una batalla campal en el Estadio Nacional. A ver qué queda de eso. Paz en Chile. -
Video del pastel que agrede a TVE.
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