Los 25 de noviembre (el sábado) está de cumpleaños un amigo, pero también está de cumpleaños el viejo asesino de Pinochet. Y ayer veía en las noticias cómo un grupo de incondicionales de vejete se repartían pedazos de torta con la mano y mostraban a sus criaturas vestidas a la usanza militar, mientras entre mariachis y challas le cantaban al caballero noventero.
La bestia, cual animal en exhibición, permanecía sentado en su Luis XIV mostrando su panza hinchada de tanto medicamento que toma para que no se le hinche y movía los brazos como si chapoteara en el barro. Como el cerdo que es.
Pasan los años y aun hay quienes lo visitan, pero pareciera no importarle a nadie. Es que no tiene importancia. Es como un muerto en vida.
Nunca le he deseado mal a nadie, esta es mi primera vez. -
Nota en Emol.
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