Cada cierto tiempo, el tema del Binominal sale se toma por un par de días la "agenda nacional". Comienzan los dimes y diretes desde todos los frentes, las aprehensiones y los deseos de quienes ven nuestro sistema electoral como la única forma de seguir teniendo peso político, o el responsable directo de que nuestro parlamento sea el hogar de personajes que están lejos de tener representación.
La Presidenta lanzó la idea de llegar a un "plebiscito" para sea la ciudadanía la que se pronuncie sobre el interés por cambiar el sistema o no. El argumento de que este tema verdaderamente no le importa a los chilenos, es el cual la derecha ha utilizado para evaporar las posibilidades de lograr un consenso en este punto. De ahí que no entiendo por qué le temen tanto a una consulta que se supone arrojará un bajo porcentaje de participación y un menor número de adhesión al cambio.
Pero ahora, como buenos positivistas que somos, el argumento es que el plebiscito no está considerado en nuestra Constitución, como procedimiento parte del proceso formador de la ley, pero eso significa que una eventual consulta ciudadana no será en ningún caso vinculante, obligatorio, pero eso no limita la posibilidad de que el gobierno decida hacer un plebiscito sobre lo que estime conveniente (tal como las municipalidades lo hacen para definir las prioridades en el uso de sus recursos). El llamado a plebiscito es un acto político, y que tendrá consecuencias políticas. Es decir, será la propia ciudadanía la que decidirá que el gobierno hace mal o, a lo más, los parlamentarios podrán someter a la Contraloría el hecho de que se están malgastando erario.
Que algunos parlamentarios oficialistas comiencen a quitarle el piso a la idea de la Presidenta, me de cuenta del espíritu paternalistas de muchos políticos, el miedo al pronunciamiento ciudadano, a verse compelidos moral y políticamente a escuchar a quienes los eligieron, antes que velar por su sillón para el próximo periodo, y me confirma las limitaciones intelectuales de varios honorables. Ya está bueno que se dejen de estupideces, ellos no lo están haciendo bien, y si es el propio Estado el que se puede dar formas de expresar soberanía, aunque sea para comprometer moralmente a nuestros representantes, bienvenido sea.
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josé barrera.