El lunes vi En La Mira y el reportaje sobre el Barrio República y el abuso del alcohol y las drogas por parte de algunos estudiantes de las universidades del sector.
Ayer en El Termómetro todos los panelistas se pasaban la pelota con que es problema del otro o un tema tan universal que mejor nos acostumbramos. Hoy el presidente de la federación de estudiantes de la UDP
manifestó su rechazo al reportaje, desviando la discusión sobre le hecho de que se habría violentado la intimidad de los estudiantes que fueron expuestos nítidamente en el momento que consumían alcohol y drogas en la vía pública. Sin perjuicio de que el tema de la intimidad, sus límites y excepciones es interesante, creo que una vez más se intenta mirar al lado y no enfrentar el asunto expuesto: Un barrio capitalino transformado en un paseo de ebrios y en un gran bar al aire libre, perjudicando a los vecinos que ven transformadas sus casas en urinarios y no pueden salir a la calle a determinadas horas sin verse expuestos a peligros que no deberían sufrir.
En un tema tan complejo como ese, todos pueden y deberían poner de su parte. Universidades, haciendose responsables por los actos de sus alumnos, más aun si están EN la universidad o en el entorno de ellos (eso es responsabilidad social, que tanto les gusta), disponer de infraestructura que no obligue a sus alumnos a "hacer hora" en la calle, como si estuvieramos en Cambridge y los jóvenes pudieran ir a caminar entre los álamos o frente al lago. La autoridad (Municipalidad y Carabineros) debe hacer cumplir la ley y eso tiene que ver con fiscalizar el consumo de alcohol y drogas en la vía pública, el tráfico de drogas y las responsabilidades civiles de las instituciones de educación por los daños que causen sus alumnos durante el tiempo que estám bajo su cuidado y, atreverse a limitar la libertad económica cuando hay intereses superiores que resguardar (caducar patentes de alcohol). Vecinos deben echar a andar la maquinaria judicial denunciando los ilícitos y exponiendo el tema. Familias, deben examinar lo que pasa al interior de sus familias, la falta de comunicación con sus hijos. Los alumnos y sobre todo sus representante, en vez de estar preocupados por la intimidad de las personas, debieran tomar conciencia de que las imágenes son reales, por lo que habría que preocuparse y ocuparse.
Si alguien cree que en realidad en consumo de marihuana debiera permitirse, que el consumo de alcohol en la vía pública no debiera estar prohibido, ok, discutámoslo, pero lograr que el tema se toque con la profundidad que se requiere, parece una tarea tan titánica que finalmente deriva en portadas de diarios y berrinches infantiles sobre derechos mal ejercidos. Para variar, los intereses en el negocio (de universidades, municipalidades y locatarios) tienen todas las de ganar y estos reportajes no pasan de ser un voladero de luces.
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Sergio Recabarren.