Y finalmente hoy se da el
puntapié inicial. Por desgracia no podré ver el partido, tengo que hacer una clase a la que seguramente no irá nadie, pero el deber es el deber, y tengo que estar ahí y aunque sea firmar el libro de asistencias. Si tengo suerte podré irme temprano a casa y ver lo que queda del partido Alemania - Costa Rica.
Cada cuatro años gran parte de los habitantes de este planeta centran su atención sobre un país en particular, y gústete o no el fútbol, es una fiesta mundial. Se han hecho treguas a guerras, se han terminado conflictos, la delincuencia baja, la gente anda más alegre. Todo por una pelotita y 22 tipos corriendo detrás de ella como si fuera el fin del mundo.
Como tuve la suerte de nacer en un país de poetas y saltadores de barcos, y no de futbolistas, puedo alinearme cada cuatrienio con otra nación y gozar como si fuera un oriundo más. Generalmente he ido por Italia. Aunque hayan pasado generaciones, algo de sangre
azurra me corre por las venas y no puedo dejar de sufrir y disfrutar con las irregulares campañas mundialistas de la
squadra, pero este año mi corazón futbolero está dividido.
O pais mais grande du mondo no te puede dejar indiferente. Más que porque sea una constelación de estrellas, creo que son los únicos en todo el
orbe que realmente lo pasan bien jugando a la pelota. No he tenido la fortuna de visitar
Brasil, espero hacerlo pronto, pero uno ve por la tele cómo el mundial no sólo se jugará en Alemania. En Rio, Sao Paulo y otras tantas ciudades y pueblos se vivirá una verdadera fiesta deportiva.
Creo que prefiero que la copa se quede en Sudamérica y que los brasileros tengan una razón más para estar felices. A Brasil no le ha tocado fácil. Su historia está marcada por grandes tragedias, pero ellos siempre se las han arreglado para pasarlo bien, a pesar de las adversidades.
Ayer venía en la micro escuchando a
Chico Buarque, y oía atentamente la letra de una canción que refleja todo esto que les cuento. "Vai Passar". Y qué mejor que dejarlos con la canción y la
letra, Chico puede explicarlo mejor que yo.... porque
un día, al final, tendrán derecho a una alegría fugaz, una epidemia jadeante, que se llama carnaval.
Espere que cargue.
Foto.
Sergio Lira.