Ayer,
Paulsen invitó al estudio a Mauricio Salinas, abogado y Secretario de la Corporación Ciudadanía y Justicia, con quien conversó acerca de la ola noticiosa que han significado los últimos hechos delictuales en nuestro país (y sobre todo en Santiago).
Salinas hizo un exahustivo análisis sobre el rol de los medios de comunicación en la amplificación de los hechos, sobre las consecuencias sociales del enfoque y criterio con el cual se está informando sobre el tema. Conversaron sobre las repercusiones que tiene en la ciudadanía la exacerbación del miedo y las importantes utilidades que registra la industria de la (in) seguridad en nuestro país.
Que no resulta casual el que los principales medios de comunicación
escritos (y ahora uno
radial también) sean propiedad de quien dirige la principal
institución dedicada a dar veredictos y vaticinios sobre los índices de inseguridad de la población y las supuestas estadísticas delictuales (que sólo dirijen su atención sobre determinados delitos, cometidos por cierto tipo de personas y en algunos lugares).
Nadie pretendió decir que en Chile no tenemos un problema de delincuencia, pero ¿qué país no lo tiene?. No se trata de un asunto de raza ni mucho menos. De hecho Chile cuenta con índices de homicidios del orden del 3% mientras la media en Americalatina es de 15%. Los puntos interesantes de la conversación de ayer, eran que los medios no están cumpliendo a cabalidad su rol, informando sensacionalistamente, y con facilismos que rayan en la irresponsabilidad. Cayando hechos que son tan o más graves que un cartereo, que una riña entre ebrios o que una señora que usa al cinto, una pistola.
El otro punto, es que la sensación de inseguridad y miedo que algunos los medios, algunas organizaciones y varios políticos están generando, nos están llevando a la paranoia. Aumentando las utilidades de las empresas que dicen tener la solución para los amigos de lo ajeno, y dando trabajo a los estudiosos y filósofos de la seguridad.
Nadie puede negar que vivir una experiencia como un asalto (ya lo viví) o un robo en tu casa (también), es algo que no se lo daría a nadie. Pero de ahí a dar el salto a armarse, encerrarse en las casa cual fortaleza, vivir espirituado porque a la vuelta de la esquina pueden cogotearme, me parece un despropósito. La idea no puede ser sobrevivir, sino mejorar día a día nuestra calidad de vida, y atacar los problemas que generan la delincuencia, la competencia, el afán desigualador entre las personas, el consumismo que deja fuera del sistema a quienes no pueden ser parte de él, la falta de oportunidades, los bajos sueldos, la corrupción y tantas otras cosas sobre las que tendríamos que poner el ojo antes de comprarnos un rociador de gas irritante.
Como decía ayer Salinas, la seguridad no parte por preocuparse por las pertenencias de uno, sino que parte por preocuparse por las pertenencias del otro. ¿se entiende?
Aquí una interesante entrevista a Salinas en El Mostrador. Las fotos son de un arresto que me tocó presenciar en Viña. Set completo
aquí.