REVELACIONES CHÚCARAS

Desde la semana pasada estaba con la duda de comentar el tema. Un árbol en medio de la cancha del Nacional. Jorge se anotó con un post sobre el tema con entrevista al autor incluida. Sebastián Errázuriz es un artista, diseñador de profesión, pero artista.
Fue el responsable (junto a otros) de subir una vaca a la azotea de un edificio en el centro de Santiago y ahora se las arregló para plantar un Magnolio en el centro de la cancha de fútbol del estadio al final de calle Grecia.
¿Qué puede pretender alguien haciendo algo del género? Yo simplemente no termino de tenerlo claro. "Mi intención es generar obras que puedan convocar la mayor cantidad de público posible, hacer que reaccionen, participen y se generen diálogos al respecto" , dice el autor a El Mercurio. Al parecer su intención en relación a la gente sería "provocarla, irrumpir en su vida cotidiana, que tengan un quiebre", según le confiesa a Jorge.
El tema podría decantar en la eterna e insolucionable discusión sobre qué es el arte, cuándo estamos o no frente a una manifestación artística, y teorias hay para todos los gustos. No me disgusta el debate ese. Es más, lo he tenido muchísimas veces y a pesar de no haber llegado nunca a ninguna parte, el intercambio de opiniones y puntos de vista ha sido bueno.
Si tuviera que darle algún crédito a Errázuriz podría ser el de haber podido contra la burocracia e instalar efectivamente un árbol en medio de una cancha. O el haber golpeado tantas puertas como le permitieran subir a una vaca varios pisos de un edificio.
Sin duda lo del árbol es llamativo. Creo que si estuviera en Santiago y con tiempo, iría a darme una vuelta ¿por qué? Porque seguramente nunca más tendría la posibilidad de ver algo así, menos en el Nacional, y porque el Magnolio es mi árbol favorito (¿?).
Pero me sigo preguntando, ¿cuál es la clase de de reacciones o diálogos que Errázuriz pretende se generen a partir de su "instalación"? No puede ser cualquiera. Su creatividad mal podría responder a un simple acto de espontaneidad. La creatividad es mucho más que eso, pero leyendo lo que se ha escrito sobre el tema, no termina de quedarme claro.
Y el tema no es baladí. Es justamente el quid del asunto. Entender. Si nos quedamos simplemente en que el asunto del Magnolio o la vaca son una "pelada de cable", algo choro, creo que Errázuriz se sentiría bastante defraudado. Ciertamente lo suyo tiene mucho de capricho y obsesión, como él mismo reconoce, pero quisiera pensar que este tipo de actos tienen un norte, un sentido.
Alguien me podrá decir "es que el arte no hay que entenderlo, hay que sentirlo", pero por favor, ese tipo de argumentos son para cerrar conversaciones balbuceantes y de amanecida en algún barcito con sillas arriba de las mesas. Insisto, el arte no es sólo espontaneidad, más cuando la obra en sí, representó superar una serie de dificultades administrativas y económicas. ¿Qué hay detrás de esto? Alguien que me lo explique, por favor.

foto de Jorge.